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Hasta 5 horas para despedir al Papa

Agencia Reforma | 24/04/2025 | 10:14

El féretro del Papa Francisco llegó ayer a la Basílica de San Pedro para ser homenajeado por decenas de miles de fieles y seguidores. La Capilla Ardiente, la última oportunidad que tienen los creyentes para despedirse del cuerpo del Pontífice, ha provocado filas kilométricas, de hasta cinco horas de espera, y un fuerte dispositivo de seguridad en El Vaticano.
 
 "Es un sueño y un privilegio poder ser parte de la historia, de un acontecimiento tan importante para nuestra religión", afirma Leobardo Solís, a las puertas de la Basílica papal.
 
 Cubierto con la bandera de México y visiblemente conmovido, el joven de León, Guanajuato, se desplazó hasta la Santa Sede para poder pasar al menos un instante frente al ataúd de madera y zinc, y rogar por el alma del líder religioso.
 
 "Se siente una vibra de paz y de mucho respeto, es una oportunidad única", agrega.
 
 El féretro fue expuesto en el centro de la basílica, custodiado en todo momento por la Guardia Suiza, muy cerca de donde está sepultado San Pedro, el primer Papa de la religión católica, y a los pies del monumental baldaquino de cuatro columnas de bronce de estilo barroco de Gian Lorenzo Bernini.
 
 Hasta el final de sus días, Francisco I dio una muestra de coherencia con la línea de su pontificado, basado en la austeridad y la cercanía a los más desfavorecidos y los que menos tienen.
 
 La sencillez del féretro contrasta con la majestuosidad del recinto religioso, uno de los sitios más sagrados del catolicismo, donde reina un ambiente solemne y marcado por la devoción de los fieles y peregrinos.
 
 "Uno vive sentimientos encontrados porque la tristeza nos invade, pero también la alegría de presenciar este momento, y estamos enormemente agradecidos de poder despedirnos del Papa", confiesa Hilda Pérez, de Guadalajara, quien esperó durante casi tres horas bajo el sol, que cayó a plomo en Roma.
 
 Personal de Protección Civil tuvo que atender a varias personas por desmayos y golpes de calor. Las colas se extendieron hasta bien entrada la noche y llegaron hasta la mitad de la Vía de la Conciliación, el principal acceso a la Plaza de San Pedro, a más de un kilómetro de las puertas del templo religioso.
 
 "Es un luto mezclado con la alegría de saber que Francisco sigue vivo en nuestros corazones", explica el hermano mexicano Bosco Rivera, sobre las emociones vividas durante las exequias tras la muerte del Papa el pasado lunes.
 
 "Al mismo tiempo, somos hombres, y como hombres también se vale estar tristes porque se va un grande, una persona que tocó millones de vidas", agrega.
 
 Los restos mortales del Papa llegaron a San Pedro la mañana de ayer entre un fuerte repique de campanas y cánticos en latín que resonaron en toda la plaza. El cortejo fúnebre fue encabezado por una procesión de obispos, arzobispos, miembros de órdenes religiosas y alrededor de 80 cardenales, que en los próximos días tendrán en sus manos la elección de la próxima cabeza de la Iglesia. Está previsto que el cónclave inicie entre el 5 y 10 de mayo, a falta del anuncio oficial del Colegio Cardenalicio.
 
 "La Iglesia sigue, cambia el nombre del Papa, pero el ministerio permanece", comenta Julián López Martín, obispo emérito de León (España), quien estuvo presente en la ceremonia.
 
 "Francisco tenía la visión propia de los profetas que saben descubrir en cada tiempo lo que cada uno necesita, y tenía lo más importante: el amor del buen pastor que gasta su vida por sus ovejas, que somos todos nosotros".
 
 La capilla ardiente durará tres días hasta mañana por la tarde. El sábado está previsto que se celebre el funeral con la presencia de 170 delegaciones de todo el mundo.