Miles de fieles presentan sus últimos respetos al Papa Francisco, cuyo ataúd está flanqueado por los guardias suizos al interior de la Basílica de San Pedro.
El cuerpo de Francisco, que murió el lunes a los 88 años, permanecerá en la Basílica hasta el funeral y entierro del sábado, según lo dispuesto por El Vaticano.
El periodo de duelo público comenzó a las 11 de la mañana (tiempo local) después de que el féretro fue trasladado desde la Capilla de la Casa Santa Marta.
Los portadores llevaron el sencillo ataúd de madera sobre sus hombros a través de los arcos del Vaticano que conducen a la Plaza de San Pedro y a la Basílica, seguidos por los cardenales ataviados con sotanas escarlata, obispos con túnicas púrpuras y los guardias suizos con sus uniformes dorados y azules.
El Cardenal Kevin Farrell, que como Camarlengo administra el Vaticano temporalmente hasta que se elija un nuevo Papa, encabezó la procesión, con nubes de incienso, precediéndolo, mientras el coro de la iglesia comenzaba a cantar el himno de la Letanía de los Santos.
Los cardenales se acercaban por parejas al ataúd, se inclinaban y hacían la señal de la cruz, seguidos por pequeños grupos de obispos, ujieres, sacerdotes y monjas.
La Basílica de San Pedro permanecerá abierta hasta la medianoche para acomodar a las multitudes, un periodo de luto que terminará el viernes a las 7 de la tarde, cuando el ataúd de Francisco sea cerrado y sellado.
Los dolientes en la plaza observaron mientras el ataúd de Francisco pasaba junto a ellos, a lo largo del mismo camino que el Papa había recorrido apenas unos días antes, el Domingo de Pascua, en lo que se convirtió en su último recorrido en papamóvil entre los fieles.
Fue un saludo sorpresa, que Francisco decidió en el último minuto después de que su enfermera le asegurase que podía hacerlo a pesar de su frágil salud tras una fuerte neumonía.
"Para mí, el Papa Francisco representa un gran pastor, así como un gran amigo para todos nosotros", dijo Micale Sales, de visita en la Basílica de San Pedro desde Brasil.
Por su parte, el australiano Amit Kukreja dijo que "difundió un mensaje positivo en todo el mundo, diciendo que no debería haber violencia, debería haber paz en todo el mundo".
"La muerte de un Papa no es poca cosa, porque hemos perdido a nuestro líder", dijo Julio Henrique, de Brasil.
"Pero aún así, en unos días, tendremos un nuevo líder. Así que... la esperanza permanece. ¿Quién asumirá el trono de Pedro?".
Se espera que varios jefes de Estado acudan el sábado al funeral de Francisco, pero los tres días de velatorio público permitirán que los católicos de a pie lloren al Sumo Pontífice.
Al menos 200 mil personas podrían asistir a las exequias, según estimó el jefe de la agencia de Protección Civil italiana, Fabio Ciciliano, al diario Corriere della Sera.
La muerte y el funeral de Francisco dan inicio a un periodo de transición cuidadosamente orquestado en la Iglesia católica, en el que los cardenales se reunirán durante la próxima semana antes de entrar en un Cónclave, el ritual secreto de votación en la Capilla Sixtina para elegir un nuevo Papa.
El primer velatorio de Francisco se celebró en la Domus Santa Marta, en una ceremonia privada para los residentes del Vaticano y la casa papal.
Imágenes difundidas por el Vaticano el martes mostraron a Francisco en un ataúd abierto, vistiendo la tradicional mitra de los obispos y túnicas rojas, con las manos cruzadas sobre un rosario. El número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, fue fotografiado rezando junto a Francisco.
Una vez dentro de la Basílica, su ataúd no fue colocado en un catafalco elevado, como fue el caso con papas anteriores, sino que simplemente se colocó en una rampa inclinada ante el altar principal de la Basílica del siglo XVI, de cara a los bancos, con cuatro guardias suizos de pie a su lado.
La disposición respondía a los propios deseos de Francisco de que todos los rituales que rodean un funeral papal fueran simplificados y reflejaran el papel del Papa como un simple pastor, no un líder mundial.
"Mira con bondad, Señor, la vida y las obras de tu siervo, nuestro Papa Francisco", dijo Farrell desde el altar.
"Dale la bienvenida en la morada de luz y paz perpetuas y concede que tu pueblo fiel pueda seguir fervientemente sus pasos, dando testimonio del Evangelio de Jesús".
La Policía italiana ha reforzado la seguridad para el velatorio y el funeral, realizando patrullas a pie y a caballo alrededor del Vaticano, donde los peregrinos continúan llegando para las celebraciones del Año Santo que Francisco inauguró en diciembre. Los fieles que atraviesan la Puerta Santa de San Pedro reciben indulgencias, una forma de ayudar a expiar los pecados.
El funeral está programado para el sábado a las 10 de la mañana (tiempo local) en la Plaza de San Pedro, y contará con la asistencia de líderes como el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.
Los cardenales continúan sus reuniones esta semana para planificar el Cónclave que elegirá al sucesor de Francisco y tomar otras decisiones sobre la gestión de la Iglesia católica mientras los líderes mundiales y los fieles comunes lloran la muerte del Pontífice.
No se espera que el Cónclave comience antes del 6 de mayo, ya que los cardenales que ahora acuden en masa a Roma solo tienen que decidir la fecha de inicio tras lo que a menudo son prolongados debates.
No hay un claro favorito para suceder a Francisco, aunque las casas de apuestas británicas han señalado al reformador filipino Luis Antonio Tagle y al italiano Pietro Parolin como los primeros favoritos.
Mientras tanto, en el periodo conocido como "sede vacante" de la Iglesia católica mundial, el Camarlengo Farrell se encarga de los asuntos cotidianos.
El primer Pontífice latinoamericano de la historia encantó al mundo con su estilo humilde y su preocupación por los pobres, pero enojó a muchos conservadores con sus críticas al capitalismo y al cambio climático.