A 32 años de la muerte de 'Cantinflas', ícono del cine mexicano

El 20 de abril de 1993, México y el mundo despidieron a uno de los íconos más entrañables del cine y la comedia: Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas. A 32 años de su partida, su legado sigue tan vigente como sus películas, que aún hacen reír, reflexionar y emocionar a nuevas generaciones.

Cantinflas no solo fue un actor cómico. Fue un fenómeno cultural, un símbolo del pueblo mexicano y una figura que trascendió fronteras con su estilo único, su lenguaje enredado pero certero, y su crítica social disfrazada de humor.

Desde Ahí está el detalle hasta El Padrecito y El Analfabeto, su filmografía retrató a un México en transformación, lleno de contrastes, pero también de esperanza. Mario Moreno supo darle voz a los marginados, al "pelado" de barrio, con dignidad, ingenio y mucho corazón.

Además de su éxito en el cine nacional, Cantinflas logró conquistar Hollywood, siendo reconocido por su papel en La vuelta al mundo en 80 días (1956), que le valió un Globo de Oro y lo colocó en el radar internacional.

Más allá de las cámaras, Cantinflas también fue un filántropo comprometido con causas sociales, apoyando a niños, trabajadores y personas en situación vulnerable, lo que sumó a su imagen de hombre humilde y generoso.

A más de tres décadas de su muerte, Cantinflas no ha sido olvidado. Su rostro sigue apareciendo en murales, su voz sigue escuchándose en los hogares, y su legado continúa vivo en el humor mexicano y latinoamericano.

Porque como él mismo dijo: “Algo malo debe tener el trabajo, o los ricos ya lo habrían acaparado”. Y con esa sabiduría disfrazada de chiste, nos dejó enseñanzas que aún resuenan.