Según el Centro de Información sobre Enfermedades Genéticas y Raras de los Institutos de Salud de Estados Unidos, las personas con insensibilidad congénita al dolor presentan una incapacidad para percibir el dolor físico.
Sin embargo, aunque pueden distinguir entre temperaturas o notar el contacto con objetos punzantes, no sienten el dolor que, por ejemplo, provoca una bebida demasiado caliente en la lengua.
Como consecuencia de esta falta de percepción, son frecuentes las heridas, fracturas, quemaduras o lesiones internas que pueden pasar desapercibidas. En la infancia, es habitual que sufran mordeduras repetidas en los dedos o en el interior de la boca.
En muchos casos, también se observa una pérdida total del sentido del olfato (anosmia). Esta condición se considera una forma de neuropatía periférica, ya que afecta el sistema nervioso que conecta el cerebro y la médula espinal con los receptores sensoriales del cuerpo.
Cómo abordar la insensibilidad congénita al dolor
El tratamiento es principalmente preventivo y de seguimiento continuo. El Centro de Información sobre Enfermedades Genéticas y Raras de Estados Unidos afirma que requiere vigilancia constante para detectar lesiones inadvertidas y evitar complicaciones.
Se recomienda atención periódica por parte de especialistas en pediatría, odontología, ortopedia, dermatología y oftalmología.
Prevención de complicaciones
Cuidado dental: Es fundamental mantener una buena higiene bucal, limitar el consumo de azúcares y tratar precozmente caries o infecciones. En algunos casos, se opta por extraer dientes o suavizar bordes afilados para evitar heridas en lengua o labios. El uso de protectores bucales también es habitual.
Cuidado de la piel: Aplicar cremas hidratantes ayuda a prevenir el agrietamiento y reduce el riesgo de infecciones.
Cuidado ocular: Es importante tratar la sequedad ocular, prevenir infecciones en la córnea y revisar a diario el estado de los ojos.
Durante intervenciones quirúrgicas, deben extremarse las precauciones. La ausencia de dolor puede derivar en movimientos involuntarios si la sedación no es adecuada. También es clave colocar al paciente sobre superficies acolchadas para evitar heridas por presión. En algunos casos, se recomienda el uso de bloqueo epidural.
El Centro de Información sobre Enfermedades Genéticas y Raras aconseja evitar alimentos muy calientes o fríos, baños con agua a altas temperaturas y actividades físicas de alto impacto.
Algunos pacientes con insensibilidad congénita al dolor presentan una reducción en la producción de lágrimas, lo que agrava el riesgo de lesiones oculares. Además, pueden ser más propensos a infecciones bacterianas recurrentes, que deben tratarse con prontitud para evitar complicaciones graves.