En México, la disponibilidad y calidad del agua enfrentan desafíos significativos, evidenciados por la escasez, la contaminación y la falta de monitoreo oportuno.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), hace tres años 93.1 por ciento de las viviendas contaba con disponibilidad de agua.
Sin embargo, sólo 66.5 por ciento la recibía a diario, una cifra menor a 73.3 por ciento registrado en 2016.
Además, el monitoreo de calidad de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reveló que 73.9 por ciento de los sitios de agua superficial y 61.1 por ciento de los sitios de aguas subterráneas incumplían los parámetros de calidad.
Escasez severa de agua
Sin embargo; la realidad mundial es alarmante ya que cuatro mil millones de personas, equivalente a casi dos tercios de la población del mundo, experimentan escasez severa de agua al menos un mes al año.
Mientras que más de dos mil millones de personas viven en países donde el suministro de agua es insuficiente, de acuerdo con el think tank SIU.
Ante tal panorama y en el marco del Día Mundial del Agua, la consultora señaló que la implementación de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es clave para mejorar la gestión del agua.
“El programa Smart Water - Dime H2O3, desarrollado en Tekax, Yucatán, es un ejemplo exitoso de cómo el Internet de las Cosas (IoT) puede facilitar el monitoreo y la transparencia en la calidad del agua”, aseveró.
Además, explicó que este sistema utilizó sensores inteligentes que recopilan datos en tiempo real sobre parámetros esenciales del agua, como cloro residual, nitratos, conductividad, COD, pH y turbiedad.
“La información era transmitida a través de una red 4G a la aplicación Dime H2O, accesible para ciudadanos y autoridades, promoviendo un modelo de e-Gobierno y e- Ciudadano”, comentó.
Destacó que desde su implementación en 2019 en Mérida y su expansión a Tekax en 2022, Smart Water generó impactos significativos.
La institución resaltó que entre los logros se encuentra la reducción en un 80 por ciento del tiempo que las autoridades tardan en recolectar mediciones, el incremento en la eficacia de los controles de calidad y un aumento en la confianza de la población en el agua potable tras participar en campañas educativas.