San Luis Potosí, SLP.- La Cuaresma es un periodo especial dentro de la tradición cristiana, marcado por la penitencia, la reflexión y la preparación espiritual para la Pascua. Este tiempo litúrgico de 40 días, que inicia con la imposición de la ceniza, representa una invitación para los fieles a fortalecer su fe a través de tres prácticas fundamentales: la oración, el ayuno y la limosna.
Este año, el Miércoles de Ceniza se celebró el 5 de marzo, con ceremonias encabezadas en la Catedral de San Luis Potosí por el arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arispe. Las iglesias de la localidad abrieron sus puertas a los fieles que acudieron para recibir la ceniza, símbolo de humildad y arrepentimiento.
La ceniza utilizada en esta celebración proviene de la quema de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Este polvo negro es un recordatorio de la fragilidad humana y la necesidad de volver a Dios. Durante la imposición, el sacerdote marca la frente de los fieles con una cruz y pronuncia frases como: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
Este gesto tiene un profundo significado espiritual, ya que invita a la reflexión sobre la mortalidad y la importancia de vivir en comunión con Dios. No se trata solo de un rito simbólico, sino de un llamado a la conversión personal y al compromiso con una vida de fe.
A lo largo de la Cuaresma, los cristianos son invitados a enfocarse en tres pilares esenciales:
• Oración: Fortalece la relación con Dios y permite encontrar en ella un refugio espiritual. San Vicente de Paul expresó: “Dame un hombre de oración y será capaz de todo”, resaltando la importancia de esta práctica en la vida cristiana.
• Ayuno: Más allá de la abstención de ciertos alimentos, este acto simboliza el dominio propio y la solidaridad con quienes más lo necesitan. Es una forma de purificación y de desapego de lo material.
• Limosna: Fomenta la generosidad y el desprendimiento, invitando a compartir con los más vulnerables. Esta práctica no solo ayuda a los necesitados, sino que también transforma el corazón de quien da.
Estas acciones permiten a los creyentes vivir con mayor profundidad el significado de la Cuaresma y prepararse espiritualmente para la celebración de la Pascua.
En ese sentido los fieles potosinos destacan que este periodo es una oportunidad para hacer un alto en el camino y replantear el rumbo de su vida espiritual. Es un tiempo de introspección, donde se busca el arrepentimiento sincero y la reconciliación con Dios.
Cubrirse con la ceniza no solo es un acto de humildad, sino también un recordatorio de la transitoriedad de la vida terrenal. Sin embargo, la fe cristiana enseña que la muerte no es el final, sino el inicio de la vida eterna en Cristo.
Con este espíritu, la Cuaresma invita a los creyentes a un cambio genuino, no solo en acciones externas, sino en la transformación profunda del corazón.