Jueves 6 de Marzo de 2025 | Aguascalientes.
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HOMILÍA: ¿A quién, estamos siguiendo?

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 02/03/2025 | 03:29

Para vivir, se necesita convivir; y con la ayuda del otro, poder mirar,  lo que no alcanzamos a ver por nosotros mismos.

Todos necesitamos  un guía,  alguien que vea, lo que nosotros no alcanzamos a mirar.

Hay personas, que ya vivieron, o conocen el  camino, que nosotros estamos por andar.

Un guía,  nos puede advertir, lo que hay que evitar, y que necesitamos hacer.

Aunque, siempre corremos   el riesgo, de consultar a la persona equivocada.

Hoy, vivimos atrapados, entre seguidores e   “influencers”.

Pero, es necesario abrir los ojos, para ver  bien al que estamos siguiendo, o de quién nos estamos dejando influenciar.

Porque,  no todas las propuestas son para bien.

Existen multitud de guías, pero no a todos les interesa el bien de sus seguidores; tal vez, solo  quieren influir en nosotros, para tener   aprobación.

Dice el Señor: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?”. (Lc.6).

Él que guía, necesita abrir los ojos; porque estando ciego, puede arruinar a todos sus seguidores.

Lo dice el Señor:  el pastor conoce a sus ovejas, y ellas lo siguen.

No sigamos a cualquier pastor; no hay que  casarnos con cualquier propuesta.

Hay que atender al llamado del corazón, para detectar, si la propuesta es para  bien.

Busquemos a Dios, para encontrar al Buen Pastor;  al mejor de todos los “influencers”.

Cristo, es el único ser, que ha estado dispuesto, a dar la vida por nosotros.

Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.

 

 
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 39-45
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
 
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
 
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
 
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
 
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».