Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 09/02/2025 | 03:33
En momentos críticos, es cuando caemos en la cuenta, de lo frágil que somos.
Hay instantes en la vida, que nos hacen sentir invencibles; y hasta pensamos, que no necesitamos de Dios.
Pascal, habla de la “Grandeza y miseria del hombre”, haciendo referencia, a lo grande que podemos ser, pero también, a la miseria en que podemos caer.
Hay circunstancias, que nos hacen sentir inquebrantables; pero también hay cuestiones, que nos hacen quebrar.
El filósofo Pascal, definió al hombre, como “una caña pensante”, que es frágil como la caña, pero grande por su inteligencia.
La totalidad de la existencia, no está en nuestras manos; no tenemos el control total ni del propio oficio
Algo así, pasó con los discípulos de Jesús, ellos pensaban que sabían todo con respecto a su oficio de pescadores; pero una noche, no lograron pescar nada.
Es entonces, que aparece Jesús, se sube a la barca de Pedro, y les da la orden de adentrarse al mar.
Dice el Evangelio: “Cuando acabó de hablar dijo a Simón: Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar... así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían”. (Lc. 5).
Pedro, queda sorprendido, al ver la gran cantidad de pescados que habían obtenido; pero también, es consciente de su pequeñez, y su falta de confianza en Dios.
Porque, el que no se arriesga confiando en Dios, no podrá experimentar su grandeza.
El hombre es grande, pero puede ser grandioso, si deja que Dios entre en su vida cotidiana.
Por tanto, hay que abandonarse en el Señor; corriendo el riesgo de confiar en su palabra.
Dios tiene lo mejor para nosotros, y hasta puede acrecentar nuestro negocio.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez