Con un recorrido visual por la diversidad cultural del mundo y de los guerrerenses, a través de retratos centenarios y de hace medio siglo, el Museo Regional de Guerrero conmemora el 86 aniversario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organismo del cual forma parte y al cual contribuye en el estudio, conservación y difusión del patrimonio cultural de esta entidad federativa.
Tres cámaras, tres momentos: Un mismo tema es la exposición que el museo, dirigido por Maura Liliana Ortiz Carrasco, ha montado en coordinación con la Universidad Autónoma de Guerrero y su Dirección de Extensión Universitaria.
En ella, el artista y catedrático de esta casa de estudios, Ricardo Infante Padilla (Tlacotalpan, Ver., 1946) comparte una selección de sus colecciones fotográficas, como un acto de recuperación de la memoria.
“En nuestro país se ha evitado que los indígenas tengan memoria propia”, comenta el también periodista de 78 años al señalar que dos de las series en exhibición corresponden a imágenes de distintas comunidades de Guerrero, tomadas por la antropóloga mexicana Anita Brenner, en la década de 1920, y otras más captadas por él mismo, 50 años después.
Entre 1965 y 1972, Infante Padilla vivió en el poblado de Xalitla, donde era común escuchar el náhuatl, la práctica del tequio, el trabajo en la milpa, la decoración del papel amate y de la cerámica del Alto Balsas, aunque también ya se advertían transformaciones sociales por el fenómeno de la migración.
Una realidad similar se puede mirar en los registros visuales que realizó con sus compañeros del taller de artes plásticas en Xalitla, Ameyaltepec, San Agustín Oapan, Maxela, Ahuehuepan, San Juan Totolcintla, Zitlala y Atzacoaloya, complementadas en localidades afrodescendientes de la Costa Chica; de los cuales una veintena se presentan en la exposición.
“Nosotros ya observábamos que, en algunos lugares, con el dinero que mandaban los braseros se levantaban casas de tabique que sustituían a las tradicionales de adobe y bajareque.
“Todavía en esas fechas, las comunidades mantenían prácticas de raigambre prehispánica, y queríamos preservar, así fuera en fotografía, esas formas de vivir. Ese mundo ya no existe. Esas comunidades cambiaron con la construcción de la autopista a Acapulco, que inició en 1989”, refiere el promotor cultural.
Tales escenas dialogan con 38 fotografías, autoría de Anita Brenner. Infante Padilla detalla que su amiga, Susannah Glusker, hija de la escritora, le legó alrededor de 120 imágenes que su madre capturó en su viaje de bodas, en el que recorrió lugares de la Montaña Baja, como Chilapa, Tixtla, Zitlala, además de Taxco el Viejo. Un acervo de valor etnográfico, que él ha sabido conservar y difundir
Quien visite la exposición podrá contrastar los modos de vida de los guerrerenses de ayer con las de sus contemporáneos de otros puntos del planeta, pues la tercera colección corresponde a más de 60 microfotografías originales de la serie coleccionable “Peculiaridades del mundo”, que patrocinó la cigarrera Susini, a principios del siglo XX.
Pueden admirarse las singularidades de grupos étnicos de Filipinas, El Salvador, China, Bélgica; retratos de mandatarios, incluido uno del general Porfirio Díaz como presidente de México, pero también de las filas militares de Alemania y Francia. En ese tenor, cabe mencionar que la marca suspendió la difusión de estos cromos en sus cajetillas, en coincidencia con el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Tres cámaras, tres momentos: Un mismo tema, la cual también se enmarca en la declaratoria de 2025 como Año de la Mujer Indígena, permanecerá hasta el 27 de abril de 2025, en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Regional de Guerrero (Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, en el Centro de Chilpancingo de los Bravo). Entrada gratuita, de martes a domingo, de 9:00 a 18:00 horas.