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Escudriñan el reino onírico de José Agustín

Agencia Reforma | 16/01/2025 | 09:47

En un sueño que José Agustín (1944-2024) tuvo en 1976, el escritor se vio junto con Margarita Bermúdez, su esposa por 60 años y madre de sus tres hijos, en una casa "noble, señorial, de piedra blanca, limpia, sombría".
 
 "Margarita y yo salimos al patio, que es muy blanco y está bañado por el sol. Los dos nos volvemos hacia el cielo: está totalmente despejado y el azul es muy bello, limpio, casi totalmente nítido, a excepción de una mínima veladura transparente pero que percibo muy bien", describió el autor su ensoñación en un apunte a mano.
 
 "Me vuelvo a Margarita y le comento: 'Como principio no está mal, ¿verdad?'. Finalmente, Margarita y yo nos vamos caminando abrazados, en paz, por el patio".
 
 La profesora y articulista Gabriela Lira Rosiles halló estas líneas en una de las varias libretas en las que José Agustín Ramírez Gómez -o simplemente José Agustín-, portento de la literatura mexicana fallecido el 16 de enero, hace un año, llevó el registro de lo que soñaba.
 
 Invitada hace unos años a organizar el copioso archivo del autor de títulos como La tumba y Ciudades desiertas, Lira dice haberse dedicado a identificar material que pudiera ser de interés para los lectores. Eventualmente, dio con las anotaciones del reino onírico joseagustiniano, de las que ya prepara una selección que Penguin Random House lanzará en una edición póstuma.
 
 "Encontré una serie de libretas, muchas de ellas ya tienen casi 50 años, y fueron escritas a mano por él. En una serie de ellas, registra sus sueños sistemáticamente durante varios años; la mayoría están escritos en la década de los 70", cuenta en entrevista telefónica Lira, licenciada en Letras Hispánicas y maestra en Letras Modernas Alemanas.
 
 "Lo interesante de este material es que no estaba pensado para que lo leyera nadie, era para sí mismo; eran como sus diarios, por así decirlo. Entonces, nosotros estaríamos mirando detrás de la cortina, algo que en sí es un atrevimiento", reconoce la hispanista y germanista, equiparándolo con la publicación póstuma de la última novela de Gabriel García Márquez, En agosto nos vemos.
 
 Sin embargo, le parece justificado el análisis y difusión de los apuntes de sueños de José Agustín, "que sin duda nutrieron su literatura, pero también se alimentaban de ella", por su valor literario y también confesional.
 
 "Siento yo que expresan ese carácter humano, o sea, demasiado humano del autor en sí. Y también como ese sustrato divino que tienen los escritores, los artistas, y por lo que tanto nos atraen.
 
 "Creo que es un excelente complemento para todo lo que ya se ha publicado de José Agustín", considera Lira. "Y sobre todo para conocer, más que nada, al hombre detrás de esa literatura".
 
 Además de Margarita, quien fue un personaje protagónico en sus sueños, al narrador, dramaturgo, ensayista y guionista también se le presentaban mientras dormía otras figuras de su círculo familiar y social, y hasta del mundo literario, incluido su maestro Juan José Arreola u Octavio Paz.
 
 Lira define como kafkiano el tono de algunas de las cosas que, con una letra casi de doctor -difícil de descifrar para algunos-, José Agustín fue registrando apenas despertaba, como le aconsejó que hiciera su amiga Elsa Cross cuando él estuvo preso en el Palacio Negro de Lecumberri.
 
 "Es decir, (en sus sueños) se crean situaciones extrañas, sórdidas muchas de ellas, angustiosas; pero al mismo tiempo tienen ese toque de irrealidad, de que estás justo en un ambiente onírico que puede ser siniestro, pero también maravilloso.
 
 "Entonces, ahí entran muchas situaciones de la vida cotidiana que él narra, pero como si fueran pequeños relatos kafkianos. Así me lo pareció a mí", detalla Lira.
 
 Sobre todo, encuentra en tales ensoñaciones el sustrato y la fuerza de mucha de la imaginación, los cuestionamientos y el torbellino emocional que atraviesan la obra del "joven terrible de las letras mexicanas", como le han definido algunos.
 
 "Y por eso me interesa a mí y a sus familiares darlo a conocer al público", remarca la especialista.
 
 "La tarea, creo yo, de los futuros lectores de este libro de sueños será revestir de una mayor significación eso que él dejó ahí como esbozos de su subconsciente".
 
'De carne y hueso'
 
 Paradójicamente, como a veces suele pasar, la partida de un autor emblemático como José Agustín terminó por infundir nueva vida a su obra.
 
 "Fue una triste noticia y mucho dolor por su muerte, sobre todo por la manera como pasó sus últimos años, pero es una gran noticia que se reanime la obra una vez que él ya no está", refrenda la escritora y periodista Guadalupe Alonso, titular de la Casa Universitaria del Libro (Casul), reconociéndolo no sólo como uno de los más destacados escritores nacionales, sino también "uno de los más queridos".
 
 "Se trata de un escritor que revolucionó la forma de escribir. No solamente por esa prosa fresca y desenfadada que distingue a sus novelas, pero también porque marcó un momento de la literatura en México. Fue un parteaguas en la escena literaria, y puso una nueva estructura, un nuevo lenguaje", agrega.
 
 En su caso, recuerda, lo primero que leyó de él fue Inventando que sueño; "después, con unos compañeros vecinos, formamos una especie de grupo de teatro, y quisimos empezar con las obras de José Agustín, que también escribió algo de teatro. Así fue como yo me acerqué a su obra, y lo seguí leyendo".
 
 Artífice de una literatura en sintonía con la revolución social que se vivía desde mediados de los 60, el joven José Agustín logró fácilmente que la gente de su generación, y varias más, conectaran con él.
 
 "Esa época donde se rompieron muchos paradigmas, muchos modelos que prevalecían, y donde realmente la juventud hizo una eclosión; nos sentíamos como que necesitábamos tener un reconocimiento, reclamar derechos, reclamar libertades. Y José Agustín expresó eso", subraya Alonso.
 
 Por su parte, Gabriela Lira recuerda haberlo conocido en 2005 en una presentación de Vida con mi viuda, en el Palacio de Minería, donde quedó maravillada por "su don de gentes y por su labia". Formándose como hispanista, se involucraría mucho más con su obra.
 
 Años más tarde, cuando se hizo cargo de su archivo, le resultó más familiar la figura de "Pepe", aquel melómano en guayabera, que fumaba cigarrillos sin filtro y tomaba cerveza "a veces a escondidas de Margarita", como lo rememora.
 
 "Se sobreponía a los estragos de la enfermedad y de la vejez, improvisando chistes y restando solemnidad a la charla cuando comíamos juntos en la terraza. Eso representa para mí José Agustín: un hombre de carne y hueso, sensible, resiliente, amable y humorístico", comparte Lira.
 
Toma nota
 Gabriela Lira platicará sobre el libro de sueños de José Agustín, que probablemente vea la luz a mediados de año, durante su intervención en el homenaje dedicado al escritor en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24, Colonia Roma) el próximo 29 de enero a las 19:00 horas, en el marco de su primer aniversario luctuoso. Participarán también el escritor Enrique Serna y José Agustín Ramírez Bermúdez, "Tino", el menor de los tres hijos del autor.