Miércoles 22 de Enero de 2025 | Aguascalientes.

Cómo tomar siestas vespertinas mejora tu estado de ánimo y salud

GQ | 10/01/2025 | 15:31

Por fin, aquí tienes una declaración para festejar: las siestas vespertinas son buenas para ti. Pero no es solo nuestra opinión; la ciencia también lo avala. Las investigaciones sugieren que dormir una siesta rápida después de comer hace maravillas en el cerebro.
 
Según la Harvard Gazette, hay tres razones convincentes por las que tomar la siesta tiene sentido. En primer lugar, algunas personas necesitan naturalmente dormir más que otras: es simplemente biología. En segundo lugar, si tu descanso nocturno se vio interrumpido, una siesta te ayudará a recuperarte. Y por último, para los que se levantan con el sol, las siestas vespertinas son una forma estupenda de recuperar el sueño perdido.
 
Dicho esto, la duración de la siesta es importante. Si es demasiado larga, te sentirás aturdido –por no mencionar la posibilidad de accidentes cerebrovasculares–; si la realizas demasiado tarde, corres el riesgo de alterar tu sueño nocturno. Dominar el arte de la siesta consiste en encontrar el punto óptimo entre momento del día y duración.
 
Beneficios de las siestas vespertinas
 
Cuando te entra ese bajón después de comer, es la forma que tiene tu cuerpo de decirte: “¿Qué tal una recarga rápida?”. Según un informe de John Hopkins Medicine, dormir la siesta a primera hora de la tarde –cuando el ritmo circadiano decae– es la forma perfecta de descansar un poco sin alterar el equilibrio entre sueño y vigilia.
 
En tanto, Harvard Health Publishing está a favor de las siestas vespertinas, ¿y quién puede discutir con la ciencia? Una siesta rápida te levanta el ánimo, elimina la fatiga y agudiza la concentración. Sin embargo, en muchos lugares de trabajo, las siestas siguen estando mal vistas debido a la idea estereotipada de que éstas equivalen a pereza o reducen la productividad. Pero aquí viene lo positivo: las investigaciones demuestran que una siesta bien programada aumenta el rendimiento cognitivo, sobre todo en las tareas cerebrales, y podría ser la chispa de tu próxima gran idea. Así que quizá sea hora de rebautizar la siesta como “combustible estratégico de la creatividad”.
 
Siestas más largas frente a siestas más cortas
 
Las siestas largas parecen tentadoras, pero vienen con equipaje, advierte el director médico del Johns Hopkins Sleep Disorders Center. En un artículo, señala los efectos secundarios de las siestas prolongadas durante el día. Para empezar, está el temido aturdimiento: al despertar de un ciclo de sueño profundo, es posible que te sientas como si estuvieras conectado a una línea telefónica fija en un mundo de fibra óptica. Luego está el insomnio nocturno: las siestas largas podrían dejarte con los ojos abiertos cuando deberías estar contando ovejas.
 
Muchos estudios relacionan las siestas maratonianas con un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas y depresión, ya que la somnolencia diurna suele ser señal de un mal sueño nocturno, como una de las razones por las que despiertas cansado, o incluso de un trastorno del sueño al acecho. Peor aún, es un círculo vicioso: duermes la siesta para compensar el mal sueño, pero ésta te mantiene dando vueltas en la cama más tarde. ¿La solución? Limita tus siestas vespertinas para mejorar la calidad –y cantidad– de tu descanso por la noche. Tu cuerpo te lo agradecerá.
 
El mejor momento para dormir la siesta
 
Johns Hopkins Medicine sugiere que el periodo óptimo de siesta para los adultos se sitúa entre las 13:00 y las 16:00 horas, en perfecta sincronía con los ritmos naturales de sueño-vigilia del cuerpo. Tomar la siesta durante este periodo es más refrescante y energizante. Para maximizar los beneficios, intenta dormir una siesta de 20 a 40 minutos, lo bastante larga para recargarte, pero lo bastante corta para evitar el aturdimiento. Las siestas breves también reducen el riesgo de interrumpir el sueño nocturno, lo que las convierte en un reajuste eficaz al mediodía.
 
El arte de la siesta perfecta
 
Si las siestas vespertinas forma parte de tu rutina, existen estrategias sencillas, sugeridas por Harvard Health Publishing, para que sea reparadora sin interrumpir tu sueño por la noche. Aquí te explicamos cómo tomar una siesta como un profesional:
 
 
1. Elige el momento adecuado
 
El mejor momento para dormir la siesta es a primera hora de la tarde, cuando tu cuerpo experimenta una pausa circadiana natural. Evita las siestas a última hora de la tarde o por la noche, ya que dificultan el sueño nocturno.
 
 
2. Sé breve
 
Las siestas cortas, idealmente de unos 20 minutos, te recargan sin el aturdimiento que suele seguir a las siestas más largas. Usa una alarma para asegurarte de que no te quedas dormido más tiempo, lo que interferiría con tu descanso por la noche.
 
 
3. Crea un ambiente relajante
 
Para una siesta de calidad, busca un lugar tranquilo y cómodo donde te relajes sin distracciones. Un espacio acogedor marca la diferencia.
 
 
4. Analiza por qué tomas la siesta
 
Si la somnolencia diurna es algo habitual, examina detenidamente tus hábitos de sueño. ¿Descansas al menos siete horas por la noche? Si no es así, trabaja para mejorar tu rutina nocturna. Sin embargo, si descansaste bien pero sigues sintiendo la necesidad de dormir la siesta con frecuencia, consulta a un médico para descartar problemas latentes.