No vivamos mirando al suelo, los cambios para bien, son los que vienen de Dios. Por tanto, hay que mirar al cielo.
Estemos atentos, para no quedar atados en la desesperación.
Necesitamos mirar lejos, para no quedar atrapados por el “aquí y ahora”.
Quien solo mira el presente, puede caer en la desesperación; porque el ahora, no siempre es favorable.
La vida no se reduce al hoy, porque la vida es mucho más amplia, y se compone de pasado; pero, ante todo, de lo que ha de venir.
Lo grandioso se logra, cuando estamos llenos de esperanza.
La esperanza, es la virtud que trasforma el presente, con la alegría de lo que está por venir.
Hoy que iniciamos el tiempo del adviento, es bueno recordar, que el hombre no debe quedar atado en el pasado, ni estar fijado en el presente; la vida es más plena, cuando vivimos en la espera de lo que ha de venir.
Cuando pensamos que todo está perdido, es el momento de alzar la cabeza, para ver a lo lejos, y saber que lo mejor está por llegar.
Cuando la realidad de torna más oscura, es porque no tarda en llegar la aurora.
Hoy nos dice el Evangelio: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación”. ( Lc.21).
Es necesario atender, a lo que realmente importa. Porque muchas cosas nos distraen, y nos impide valorar lo que es más importante.
Hay que atender a la sabía recomendación, que hoy hace el Evangelio: “Velen, pues, y hagan oración continuamente..”. (Lc.21).
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Lc 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.