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Habitantes de Barcelona se unen en protesta contra el turismo masivo

Excelsior | 09/07/2024 | 14:18

Si creíamos que poner música de banda a todo volumen para los turistas en Mazatlán era demasiado, en España llegaron más lejos. Los medios en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos han reportado una protesta contra el turismo organizada por la Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico en Barcelona, destacando que algunos manifestantes se enfrentaron a los turistas, mojándolos con pistolas de agua.
 
Los turistas de esos tres países son quienes acaparan el mayor número de turistas a España y están causando preocupación en el sector turístico de la ciudad. Cabe señalar que el turismo constituye el 15% del PIB de Barcelona. El Gremio de Hoteles de la ciudad calificó de “inaceptables” estos actos contra el turismo. No solo por el uso de pistolas de agua, sino también porque durante la marcha se precintaron y se empapelaron terrazas de hoteles y restaurantes llenos de turistas.
 
Según el Gremio, estos incidentes son provocados por “un grupo limitado de ciudadanos” que representa una opinión particular dentro de ciertos movimientos sociales que rechazan la presencia de visitantes en la ciudad. Destacó la necesidad de una mayor educación para poner en valor todo lo que el sector turístico aporta a la ciudad, no solo en términos económicos, sino también sociales y culturales.
 
Señalaron que el turismo actúa como una palanca para otras industrias, como la tecnológica. La organización hizo un llamado a todos los implicados para trabajar conjuntamente en la gestión del turismo, enfocándose en atraer turistas de calidad.
 
Expertos advierten que las imágenes de manifestantes apuntando con pistolas de agua a turistas, las cuales se han vuelto virales, pueden causar mucho daño y tener serias consecuencias.
 
Domènec Biosca, experto en turismo y autor de más de 50 libros sobre el tema consultado al medio español El Debate, afirma que estas noticias negativas son las que más rápido se difunden. Según Biosca, el problema no es de los turistas, sino de quienes no saben gestionar el turismo adecuadamente.
 
Desde el ámbito político, también hay críticas a este “turismofobia” o en contra de la “turistificación”, de acuerdo a quien le preguntes. Daniel Sirera, presidente del grupo municipal del conservador Partido Popular (PP), acusóal alcalde Jaume Collboni de fomentar el rechazo a los turistas y le insta a iniciar una campaña para resaltar los beneficios del turismo.
 
Según Sirera, Collboni ha sido “colaborador necesario” en las políticas de turismofobia impulsadas por la anterior alcaldesa Ada Colau, políticas que han llevado a que el turismo sea mal visto por muchos barceloneses, a pesar de ser un gran generador de empleo y riqueza.
 
Sirera también ha criticado otras medidas del ayuntamiento, como la prohibición de apartamentos turísticos, el aumento de la tasa turística, las restricciones a los cruceros y las trabas a las terrazas, argumentando que estas acciones castigan al sector y frenan la inversión en la ciudad.
 
Gonzalo de Oro, presidente del grupo municipal de Vox, consideró “inadmisible” que se insulte, intimide o ataque a los turistas con pistolas de agua. De Oro insta al alcalde Collboni a que la Guardia Urbana identifique y sancione estas conductas incívicas y radicales que fomentan la turismofobia o que protestan contra la turistificación.
 
Además, propuso sanciones severas para los movimientos que promuevan este tipo de acciones, señalando que los colectivos antisistema y separatistas buscan dañar la imagen y el prestigio de Barcelona.
 
Desde el Ayuntamiento, la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, condenó las acciones que van más allá de expresar opiniones, aunque ha reconocido que la ciudad ha alcanzado su límite en cuanto a la capacidad de recibir turistas. Bonet subraya que el gran reto es mejorar la gestión de un sector económico clave para la ciudad.
 
Por otro lado, los organizadores de la protesta lamentan que se ponga tanto énfasis en un incidente que consideran insignificante, como fue el ataque a los turistas con pistolas de agua. Destacan que el descontento provocado por el “monocultivo turístico” ha sido visible a nivel internacional.
 
La turistificación es proceso por el cual un lugar cambia al convertirse en objeto de consumo para los turistas, en que se encasillan barrios, o incluso, ciudades enteras, para dar prioridad en el uso del espacio público a los viajeros y no a la población originaria.
 
Desde el encarecimiento de los servicios, hasta el aumento de habitaciones para ser usado en plataformas de renta, pasando por encasillar un paquete cultural de una ciudad o país adaptado solo para los turistas, la turistificación tiene implicaciones negativas para el lugar y ha recibido oposición tanto formal como informal.
 
Esto genera Solastalgia, un sentimiento en que las personas se sienten privadas cuando sus actividades diarias se modifican o restringen para atender a una clase turística más acomodada y añoran el pasado anterior al turismo de masas. Además, es una forma de gentrificación, a medida que los habitantes locales de las ciudades son desplazados de sus hogares (o distritos) para satisfacer las necesidades de las personas adineradas y los turistas.