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El Chayo, una personalidad contradictoria

El Universal | 11/12/2010 |

Identificado como el máximo líder del cártel de “La Familia Michoacana”, Nazario Moreno González, “El Chayo”, se forjó una personalidad contradictoria dentro del narcotráfico como la de algunos de sus sobrenombres: “El Dulce” o “El más Loco”.

Así de contradictorio como sus apodos, este hombre controló entre mensajes de fanatismo religioso y de extrema violencia, el cártel de las drogas de formación más reciente —pero no el menos peligroso— que opera en México.

Originario de Apatzingán, Michoacán, a Moreno González la Procuraduría General de la República (PGR) y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) lo ubicaban como quien logró expandir las operaciones de “La Familia Michoacana” a nivel nacional e internacional, y actualmente cuenta con presencia en los estados de México, Guerrero, Guanajuato, Querétaro, Chiapas, Tamaulipas, Baja California, Sonora y Colima.

Además, ya tiene operadores en países como Colombia, Panamá, Costa Rica, Sudáfrica, España, Estados Unidos, Guatemala y China.

Nacido el 8 de marzo de 1970 y con domicilios registrados por la PGR y la DEA lo mismo en Chihuahua, Apatzingán y Ario de Rosales, que en media docena de ciudades de Estados Unidos pesaban sobre él no menos 25 acusaciones federales en territorio nacional.

Detenido en el año de 1994 en McAllen, Texas, por tráfico de droga, a “El Chayo” se le consideró como uno de los jefes más violentos dentro del narcotráfico e igualmente como una especie de pastor dentro del mundo del narcotráfico, pues igual que podía ordenar la muerte y tortura de hombres y mujeres, creaba y difundía mensajes de superación personal y espiritual.

Incluso, justificaba actos de crueldad extrema como la ejecución y decapitación de personas por parte de sicarios de “La Familia Michoacana”. Justificaba los asesinatos con frases como “esto es justicia divina”.

Con orden de captura vigente girada por la Corte Federal del Distrito Sur de Texas por introducir cinco toneladas de mariguana, Nazario Moreno era señalado en un informe de la DEA fechado el 9 de septiembre de 2009, suscrito por David L. Gaddis, como un ex trabajador migrante en Estados Unidos que comenzó a traficar drogas en la frontera de Tamaulipas con uno de sus principales contactos, el también capo del narcotráfico, Carlos Rosales, “El Tísico” o “Carlitos”, con quien estuvo aliado al cártel del Golfo y “Los Zetas”.

La PGR, ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos por su captura.

Tras romper con esa organización, “El Chayo” se dio a la tarea de forjar “La Familia Michoacana” junto con Jesús Méndez Vargas, “El Chango” Méndez, Enrique Plancarte, “El Kike” o “La Chiva”, Arnoldo Rueda Medina, “La Minsa”, y Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, bajo una ideología que se describe a sí misma como un culto religioso debido a que pretenden justificar la tortura y homicidio de sus rivales como parte de una acción de limpieza espiritual.

El cártel de “La Familia Michoacana” tuvo a través de Nazario Moreno González, “El Chayo”, su propia “biblia” o manual espiritual, que servía para el adoctrinamiento de este grupo criminal con base en lectura y cursos que él consideraba de crecimiento personal, de valores y de principios éticos y morales de la banda. Incluso, según la PGR, el mismo “Chayo” exigía a los miembros de este cártel el evitar las drogas, el alcoholismo y mantener la unidad familiar. Así de contradictorio era este jefe del narcotráfico.