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Joao Saldanha forjó a Brasil tricampeón de México 70

Notimex | 29 Mayo 2014 | 14:04

La conquista del tricampeonato mundial de futbol en 1970 en México comenzó a forjarse en serio el 4 de febrero de 1969, cuando el ex entrenador del Botafogo, Joao Saldaña, aceptó dirigir al scratch nacional de Brasil para disputar las eliminatorias que lo esperaban.

Esto ocurrió luego del decepcionante papel desempeñado por la representación brasileña en el Campeonato Mundial de Inglaterra en 1966, en medio de una crisis acentuada y agravada que, felizmente, se superó en los dos años siguientes.

Saldanha aceptó el encargo para defender las ideas que exponía como columnista y comentarista de prensa, radio y televisión, aplicados exitosamente en la práctica como director técnico del equipo de la estrella solitaria entre 1957 y 1960, cuando lo hizo multicampeón carioca con un grupo prodigioso de jugadores.

Contaba, para empezar, con Nilton Santos, "Didí", "Garrincha" y "Quarentinha", y con ese antecedente asumió el mando del combinado nacional entre especulaciones por la naturaleza de su temperamento, a veces intolerante, también receptivo, según se dieran las circunstancias.

Voluble en extremo, Joao Saldaña fue delineando el conjunto titular para la eliminatoria sudamericana seis meses antes de su inicio, con los mejores futbolistas del Botafogo de Río de Janeiro, el Santos de Sao Paulo y el Cruzeiro de Belo Horizonte.

La selección disputó seis amistosos entre febrero y julio de 1969 y venció en todos, incluida Inglaterra en el Maracaná, con gol definitorio de "Tostao" en ese 2-1 que significó el abandono del 4-3-3 para volver al 4-2-4 que, a juicio de los técnicos "modernizadores", significaba una regresión inaceptable.

Aún así, Brasil continuó la senda victoriosa sin decepcionar, obteniendo una clasificación relativamente fácil con media docena de partidos ganados: tres como local en Río y tres como visitante en Caracas, Asunción y Bogotá.

El juego de vuelta contra los paraguayos en el Maracaná estableció la marca oficial de público con boleto pagado desde la apertura del estadio municipal "Mario Filho" en 1950: 183 mil 341 espectadores que eufóricos aplaudieron a rabiar el único tanto anotado por Edson Arantes do Nascimento "Pelé" casi al final del disputadísimo duelo.

En el ciclo premundialista, Brasil sólo perdió contra Argentina en el estadio Beira Río de Porto Alegre, capital de Río Grande do Sul, donde, en el marco de la Copa FIFA 2014, se jugarán los encuentros Francia-Honduras, Australia-Holanda y Nigeria-Argentina los días 15, 18 y 25 de junio, y uno más en octavos de final, el lunes 30 de junio.

El carácter contradictorio del entrenador Saldanha lo traicionó por enésima vez, marcando su salida irremediablemente, después de que la selección fuera derrotada (2-1) por el Atlético Mineiro el 3 de septiembre de 1969 y, el 14 de marzo de 1970 empatara (1-1) con el Bangú carioca.

Ambos resultados dieron pie a que el Sindicato Nacional de Entrenadores calificara a Saldanha de "alienígena" por carecer del título correspondiente; pero en el fondo, su despido se debió a la injerencia del presidente de Brasil, general Emilio Garrastazú Médici, quien pretendió imponer a sus jugadores favoritos en la lista definitiva del equipo nacional.

El técnico montó en cólera, renunció y, de inmediato, se buscó a Otto Glória y Dino Sani para sucederlo pero, luego de inciertas negociaciones, los dirigentes de la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) optaron por Mario "Lobo" Zagallo, graduado meses atrás como técnico y, como extremo izquierdo, recién jubilado del Botafogo.

Por su capacidad y servicios a la patria en las Copas del Mundo de 1958 y 1962, Zagallo fue designado al frente de la selección sin que faltaran comentarios insidiosos.

La obtención del tricampeonato en México –decían- se debía enteramente al plan de Saldanha, cuando en realidad fue un mérito salomónicamente compartido.

El veleidoso renunciante al menos tuvo la preocupación de evitar que pudiesen repetirse los errores fatales de 1966, buscando que el scratch llegase a México con un andamiaje aceitado, bien estructurado, con los mejores jugadores listos para ganar todas las batallas.

Zagallo cuidó delicadamente la herencia dejada por su antecesor, sacando adelante los cambios que eran necesarios para perfilar un cuadro extraordinario, competitivo, como se vio en todas y cada una de sus soberbias actuaciones en el Campeonato Mundial de 1970.

El discreto tetracampeón del mundo como jugador y entrenador también encontró obstáculos previos al viaje a México, como el insulso empate 0-0 con Bulgaria en la estadio Morumbí de Sao Paulo.

Decidió dejar a "Pelé" en la banca por defender la tesis de Saldanha de que "O Rei" y Eduardo Gonçalvez Andrade "Tostao" eran incompatibles por sus características tan parecidas.

En las eliminatorias, Brasil anotó 23 goles en seis juegos y, en México, quedó comprobado que Zagallo no sólo era cauteloso a la defensiva, sino agresivo cuando tuvo que serlo, al convertir la pólvora en puntos a favor, 19 dianas fueron sus argumentos irrebatibles, y poniendo en su lugar a Uruguay, Italia e Inglaterra, monarcas mundiales en 1930, 1950, 1934, 1938 y 1966.

Con esas cuentas, Mario "Lobo" comprobó que, cual si fuera Emerson Fittipaldi o Ayrton Senna, sin un prototipo Fórmula Uno, él corrió con éxito sobre el camino que Joao Saldanha le dejó pavimentado para gloria eterna del Brasil brasileiro.

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