Su nombre tiene historia en el futbol; la quintilla de mundiales que disputó hicieron que quedara inmortalizado en este deporte. Ahora, la vida lo tiene alejado de las canchas; sin embargo, cuando se escucha el nombre de Antonio Carbajal, se viene a la mente 'el cinco copas'.
Su carrera la inició con el Club España, pero sus años mozos los vivió con Curtidores, equipo, que, actualmente, milita en la Segunda División. Pero lo más relevante en su largo recorrido por el balompié, fueron sus cinco llamados a participar en la máxima justa de futbol a nivel de seleccione.
Sus salidas por arriba y temple para encarar a los oponente, impidiendo que filtraran su arco, lo llevó a recibir su primer llamado para un Mundial, a los 21 años. Fue para Brasil 1950 y aunque no pintaba para ser titular, la vida le brindó una oportuidad a costa de la lesión de Raúl Córdoba.
Desde entonces, la 'Tota' no dejó el puesto. Posteriormente, fue convocado a Suiza 1954, Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966, acumulando un total de 11 cotejos bajo la portería tricolor, cotejos en los que vio filtrada su porteria en 25 ocasiones.
A los 37 años decidió colgar los botines y, tiempo después, se convirtió en entrenador del equipo de sus amores, Unión de Curtidores, después fue timonel de León y Morelia, dejando este rol en 1994.
En 1990 fue nombrado el jugador del siglo por la FIFA y, desde entonces, ha recibido diversos reconocimientos y no es para menos, fue el primer futbolista en ver acción en cinco Mundiales. Hasta la fecha, sólo el alemán Lothar Matthaus ha podido igualar su récord.
Ahora, Carbajal tiene una vidrieria en León, Guanajuato, misma que lleva su nombre y en la que, más que tener un lugar de trabajo, tiene recuerdos por todos y una grabadora en la que suena música de 1900 durante todo el día.
Las fotografías en blanco y negro abundan en una repisa ubicada en su oficina que consta de un escritorio de no más de 1.30 mts de largo; además, las banderas de sus equipos se ven colgadas en la pared. Hay guantes y artículos que marcaron su vida. Todos son recuerdos para él y gusta de compartirlos con quienes llegan a su vidrieria.
Por el momento, prefiere ya no asistir al estadio; disfruta más ver el futbol en casa, con su familia; analizarlo y recordar lo que vivió dentro del terreno de juego.
