Hace menos de dos semanas, los Rams de Los Ángeles tenían una ventaja de 14 puntos sobre los Seahawks de Seattle a mitad del último cuarto. Todo indicaba que avanzaban con paso firme rumbo a un nuevo título de la División Oeste de la NFC y, posiblemente, al primer sembrado de la conferencia, algo inédito en la era de Sean McVay.
Pero ese escenario se derrumbó rápidamente. El colapso en Seattle, que terminó con una derrota en tiempo extra, fue apenas el primer aviso. Tras el descanso navideño y un largo viaje a Atlanta, Los Ángeles sufrió una dolorosa caída por 27-24 el lunes por la noche ante los Falcons, un resultado que prácticamente condena a los Rams a disputar toda la postemporada como visitantes.
La lógica aún respalda a Los Ángeles (11-5): cuentan con una plantilla equilibrada, un mariscal de campo con argumentos para ser MVP y un entrenador que ya los ha llevado dos veces al Super Bowl. Sin embargo, tres derrotas en sus últimos cinco partidos —justo cuando parecían listos para consolidarse como favoritos de la Conferencia Nacional— han encendido serias dudas sobre su verdadera capacidad para pelear por el título.
“Que juegues bien una semana no garantiza que lo harás la siguiente, y lo mismo al revés”, reconoció Matthew Stafford, quien lanzó para 269 yardas, dos touchdowns y tres intercepciones. “Tenemos que seguir confiando en lo que hemos hecho todo el año y aparecer el día del partido para ejecutar”.
Eso fue precisamente lo que no ocurrió en Atlanta. Los Rams fueron superados 21-0 al descanso por unos Falcons que ya no se jugaban nada. Aunque reaccionaron en la segunda mitad y lograron empatar el encuentro con menos de tres minutos por disputarse, los errores tempranos resultaron demasiado costosos, una advertencia preocupante de cara a la postemporada.
Todo apunta a que Los Ángeles no tendrá un partido de playoffs en casa por cuarta temporada consecutiva (la victoria “local” ante Minnesota en enero pasado se jugó en Arizona debido a los incendios forestales). Los Rams se perfilan como el quinto o sexto sembrado de la NFC, lo que implicaría un viaje largo a Chicago o a la Costa Este en la ronda de comodines.
Quizás la señal más clara de la inquietud de McVay llegó tras el partido, cuando aseguró que no planea dar descanso a sus titulares en el cierre de la temporada regular frente a los Cardinals, pese a que hay poco en juego. Es un giro respecto a su postura habitual, que priorizaba proteger a sus jugadores clave en las últimas semanas.
“Necesitamos jugar mejor fútbol americano”, sentenció McVay. “No sé cuáles serán las consecuencias, pero tenemos que mejorar”.
La ofensiva de Los Ángeles sigue siendo la más explosiva de la NFL: lidera la liga con 30.4 puntos por partido y es segunda en yardas totales (394.6), pese a las ausencias de Davante Adams y tres titulares en la línea ofensiva. Aunque Stafford y Puka Nacua no estuvieron finos en Atlanta, Kyren Williams aportó 92 yardas por tierra y Xavier Smith brilló con 67 yardas por recepción.
La defensa, que comenzó la temporada de forma prometedora y aún es octava en puntos permitidos, se ha convertido en el principal foco de preocupación. En las últimas cinco semanas, los Rams ocupan el puesto 28 en defensa de anotación, el 29 en yardas permitidas por jugada y el 26 en jugadas grandes concedidas. En Atlanta, permitieron 345 yardas totales y no registraron ni una sola captura.