Jannik Sinner rodeó con su brazo izquierdo el cuello de Carlos Alcaraz, mientras el español respondía colocando el suyo sobre el hombro del italiano. Ese abrazo, después de otro partido espectacular entre ambos, simbolizó a la perfección lo que fue el año en el tenis masculino: una rivalidad dominante y pareja que está marcando época.
Sinner y Alcaraz se alternaron los grandes títulos de la temporada. Alcaraz ganó en Roland Garros en un épico desempate del quinto set; Sinner respondió coronándose en Wimbledon; Alcaraz volvió a imponerse en el US Open; y este domingo, en Turín, Sinner defendió con autoridad su título en las Finales ATP ante su gente.
El español cerró el año como número 1 del mundo, mientras que Sinner, número 2, termina la temporada con una victoria que refuerza su creciente confianza en esta rivalidad.
“Los hechos son que están un nivel por encima de todos”, resumió Félix Auger-Aliassime, derrotado por ambos en el torneo que reúne a los ocho mejores jugadores del año. “El ranking no miente. Son los dos mejores. Distintos estilos, pero los dos ejercen una presión enorme de formas diferentes”.
El presidente de la ATP, Andrea Gaudenzi, coincidió: “Estos dos chicos son increíbles para nuestro deporte, dentro y fuera de la cancha”.
La final fue, además, el partido de tenis más visto en la historia de la televisión italiana, con siete millones de espectadores.
El italiano firmó una temporada monumental: campeón del Abierto de Australia, finalista en los cuatro Grand Slams y campeón nuevamente en las Finales ATP, donde repitió una hazaña inédita: no perder un solo set por segundo año consecutivo.
Todo esto tras perder tres meses al inicio de la temporada por un caso de dopaje que terminó resolviéndose sin sanción deportiva.
“Siento que soy mejor jugador que el año pasado”, dijo Sinner. “Cada derrota la usé para evolucionar. Todo se dio de manera muy positiva”.
Su servicio, especialmente, mostró una clara evolución. En Turín solo cedió un break —en el primer juego del segundo set ante Alcaraz— y hasta se permitió sacar un segundo servicio de 187 km/h para salvar un punto de set.
“Fue arriesgado, pero necesario”, dijo entre risas. “Prefería perder yo el punto antes que regalárselo”.
Alcaraz admitió: “Ese segundo servicio me sorprendió”.
Hace un año, Alcaraz reconocía que debía aprender a competir mejor bajo techo. Hoy, esa debilidad es cosa del pasado.
“No dudé en luchar de igual a igual con Jannik en cancha cubierta”, aseguró. “Y mi nivel en indoor seguirá creciendo”.
El canadiense también cerró un año de ascenso: semifinalista en el US Open y con un ranking que saltó del puesto 30 al 5.
“Siempre creí que podía ganar Grand Slams y ser número 1”, dijo. “Ahora se trata de mejorar cada día y ver hasta dónde me lleva eso”.
A sus 25 años, es el mayor de los tres. “Queremos que Jannik juegue su mejor tenis a los 28, 29, 30”, agregó Darren Cahill, entrenador de Sinner. “Estas temporadas son para construir esa base”.
Mientras Alcaraz viaja a Bolonia para disputar la Copa Davis con España, Sinner ya inició su descanso y planifica el próximo año. Será campeón defensor en Australia y buscará, finalmente, conquistar Roland Garros.
“La arcilla será un objetivo grande para nosotros”, adelantó Cahill.