El delantero belga Romelu Lukaku compartió una conmovedora historia sobre su infancia marcada por la pobreza, la lucha familiar y la promesa que lo impulsó a convertirse en uno de los goleadores más respetados del futbol mundial. En una carta publicada en The Players Tribune, el jugador del Napoli recordó el día en que descubrió que su madre mezclaba agua con leche para que alcanzara toda la semana.
“Entré a la cocina y vi a mi madre agitando la caja de leche. No entendía qué hacía. Luego me di cuenta de que le estaba echando agua para que durara más. No teníamos dinero. Estábamos en la ruina”, relató el exjugador del Anderlecht, Chelsea, Manchester United e Inter de Milán.
Ese día, con solo seis años, Lukaku entendió la situación en la que vivía su familia y tomó una decisión que definiría su destino:
“Le pregunté a mi padre a qué edad podía ganar dinero, y me dijo que a los 16. Ese día decidí que sería el mejor jugador de la historia de mi país”.
Lukaku creció en un hogar humilde junto a su madre y su hermano. Su padre, exfutbolista originario del Congo, no logró estabilidad económica tras su retiro, por lo que la familia enfrentó largos periodos sin electricidad ni recursos.
“Mi madre calentaba agua en una tetera para que pudiéramos bañarnos. A veces no teníamos luz durante semanas”, recordó.
El pequeño Romelu soñaba con ser profesional, aunque no tenía televisión ni acceso a ver la Champions League.
“Me perdí diez años de Champions porque no podíamos pagar la señal. En la escuela todos hablaban de los partidos, y yo no tenía idea de lo que había pasado”, confesó.
Cuando tenía 12 años, Lukaku recibió una llamada de su abuelo desde el Congo. El hombre, enfermo, lo felicitó por sus primeros goles y le pidió un último favor antes de morir:
“Cuida a mi hija”.
Esa promesa a su madre se convirtió en el motor que guió su carrera. A los 15 años, Lukaku ya era goleador del Anderlecht Sub-19, y un año después debutó con el primer equipo. Su ascenso fue meteórico: Chelsea, Everton, Manchester United, Inter de Milán y Napoli marcaron su camino al éxito.
Hoy, el delantero belga es una figura consolidada que nunca olvida sus orígenes.
“Cada vez que piso la cancha, juego por mi madre, por mi familia y por ese niño que vio cómo su mamá mezclaba agua con leche para que él pudiera desayunar”, expresó con orgullo.
La historia de Romelu Lukaku se ha convertido en un ejemplo de superación, humildad y resiliencia, recordando que detrás de los triunfos más grandes del deporte hay historias de sacrificio y amor familiar.