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Sergio Canales relata el calvario que vivió en el Real Madrid con 18 años

MARCA | 10 Octubre 2025 | 15:42
Procedente del Racing de Santander y con apenas 19 años, el cántabro Sergio Canales aterrizó en la capital con el cartel de promesa, pero sin el equipaje emocional necesario para sobrevivir al torbellino blanco.
 
"Yo no estaba preparado para jugar en el Madrid", reconoce ahora con franqueza en una entrevista con We Are Brave. Una frase que resume la crudeza de su experiencia y que contrasta con la ilusión desbordada que provocó su llegada al Bernabéu, coincidiendo con la era Mourinho y la incorporación de otras figuras como Özil o Di María.
 
El salto sin red
Canales recuerda que su decisión de fichar por el Madrid estuvo marcada por una condición determinante: "Fue el único que me ofreció quedarme un año más en el Racing. Yo no me veía preparado para el primer equipo y los demás no contemplaban esa opción", confiesa. Pero aquella hoja de ruta se desdibujó pronto. Mourinho quedó encantado con su pretemporada y decidió premiarle: "Me puso de titular en el primer partido dejando en el banquillo a Özil y Di María".
 
La oportunidad soñada se convirtió rápidamente en una cuesta empinada. "Yo quería volver al Racing porque quería jugar, pero mi padre me convenció para quedarme. Fue todo muy rápido", relata el futbolista, que se encontró con un contexto mucho más exigente del que imaginaba. "No aguantaba más de 55 minutos, y mentalmente me faltaba saber sufrir. Estaba a años luz del ritmo de los jugadores de ahora".Hambre de minutos, vacío emocional
 
Canales no solo batalló contra sus propias limitaciones, sino contra la soledad que, según cuenta, marcó sus días en Madrid. "Lo pasé mal, fue muy duro. Por las tardes estaba en casa con las luces apagadas, llorando en el sofá", rememora. La ansiedad se adueñó de su rutina: "Les decía a mis padres que no quería estar en el Madrid porque sabía que no iba a jugar". En un gesto simbólico de aquel desorden emocional, recuerda incluso cómo "merendaba pizza por ansiedad, sin ser consciente de lo que hacía".
 
Las cicatrices invisibles... y las otras
Más allá de lo emocional, el cuerpo también le pasó factura. Su historial médico se convirtió en un tormento constante. "Con 21 años ya me había roto dos veces la rodilla y no paraba de lesionarme los isquios", lamenta. Cada recaída le obligaba a reinventarse: "Cambiaba mi forma de jugar cada vez que me rompía". En uno de los pasajes más duros de su relato, admite que "con la tercera lesión de rodilla casi no vuelvo a jugar" y revela que incluso canceló su viaje de luna de miel para seguir con la recuperación: "Se fue mi suegra con mi mujer", ironiza.
 
Adiós al Betis, nuevo comienzo en México
Después de pasar por Valencia, Real Sociedad y Betis, el hoy jugador de Rayados de Monterrey asegura que su salida del Villamarín fue otra decisión dolorosa, pero necesaria: "Me fui porque dejé de ser feliz. Me estaba superando, lloré mucho, tenía ansiedad". Reconoce que buscaba un cambio de vida, una nueva etapa lejos de la presión de siempre: "Cuando me llama Rayados, lo hablé con mi mujer y no dudé. Necesitaba otra vida, aunque fuera con el mismo idioma".
 
En su madurez, Canales echa la vista atrás y no esquiva ninguna sombra. Asegura que ha aprendido, que se siente privilegiado por lo vivido, pero que no olvida: "No tengo muchos recuerdos de aquella etapa en el Madrid; la mayoría las he borrado de la mente porque no eran buenos".
 
Y en ese silencio, en esa ausencia de memoria voluntaria, se esconde quizá la confesión más humana de todas. Porque Canales no se rompió solo por las lesiones. También por las expectativas, el vértigo y la falta de tiempo. Y aunque no triunfó en el Madrid, su testimonio sí ayuda a comprender qué hay detrás de un fichaje mediático: un chaval de 18 años intentando sobrevivir a la cima sin haber aprendido aún a escalar.
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