Cuando el Atlético de Madrid rozaba la hazaña y Marcos Llorente se perfilaba como el héroe de otra noche inolvidable en Anfield, apareció Virgil van Dijk para arruinarlo todo. En el minuto 92, el defensor neerlandés se impuso por alto a Robin Le Normand y firmó de cabeza el 3-2 definitivo, silenciando el esfuerzo colchonero y apagando una reacción que parecía épica.
El partido comenzó con pesadilla para los de Simeone. A los 3 minutos y medio, una falta ejecutada por Salah se convirtió en una carambola desafortunada: rebotó en Robertson, luego en Pablo Barrios y acabó dentro de la portería de Oblak, que nada pudo hacer. No pudo haber peor inicio para el arquero esloveno en su partido 500 con el Atlético, precisamente en el escenario del milagro de 2020.
El segundo golpe llegó apenas dos minutos después. El Atlético, replegado en exceso, concedió espacio a un Liverpool que no perdona. Gravenberch y Salah combinaron con velocidad y precisión, dejando en evidencia a Nico González, Conor Gallagher y Javi Galán. Salah definió con contundencia para el 2-0.
Con apenas cinco minutos disputados, el Atleti ya tenía una montaña que escalar. Aun con múltiples bajas (Julián Álvarez, Álex Baena, Johnny Cardoso, Josema Giménez y Thiago Almada), el equipo se recompuso poco a poco. A partir del minuto 20, el conjunto rojiblanco comenzó a mostrar señales de vida: Raspadori probó a Alisson, Gallagher buscó centros… Sin demasiada contundencia, pero con presencia.
Cerca del descanso, el Atlético encontró el alivio. Pablo Barrios filtró para Raspadori, que combinó con Llorente. El lateral derecho se adelantó a la defensa y definió con sutileza ante Alisson, que protestó por un posible fuera de juego de Griezmann. El gol subió al marcador: 2-1 y esperanza viva al entretiempo.
En la reanudación, el equipo madrileño fue otro. Raspadori rozó el empate tras una gran acción individual, pero fue sustituido por Koke, quien dio más orden al centro del campo. Simeone movió más piezas: Sorloth por Griezmann, Nahuel Molina por Gallagher, y el equipo pasó a dominar por momentos. Salah, en una jugada aislada, estrelló un remate al palo, y Llorente tuvo una clara que se fue por encima.
El premio llegó en el tramo final. En el minuto 86, Llorente apareció una vez más: recogió un balón al borde del área y disparó con potencia. El remate desvió en Mac Allister y se coló en la portería. Era el 2-2 y la sensación de estar viviendo otra noche mágica en Anfield, como aquella del 2020.
Pero el fútbol castiga sin piedad. En el minuto 92, Liverpool ejecutó un córner y Van Dijk, imperial, se alzó por encima de todos y conectó un cabezazo imparable para firmar el 3-2. Golpe brutal para un Atlético que mereció más tras su reacción, pero que pagó caros los errores y su inicio desconectado.
Otra vez Anfield, otra vez Llorente… pero esta vez, sin final feliz.
