El Qarabag protagonizó una noche inolvidable en Lisboa al derrotar 2-3 al Benfica en su regreso a la Liga de Campeones. Lo hizo con una remontada épica, después de estar dos goles abajo en apenas 16 minutos, y consiguió así sus primeros tres puntos de la fase de grupos en un Estádio Da Luz que terminó despidió a los locales entre silbidos.
El partido comenzó con un Benfica dominante y letal. Al minuto 6, Sudakov lanzó un córner que Barrenechea cabeceó al primer palo para abrir el marcador. Poco después, en el 16’, los lusos ampliaron la ventaja: Schjelderup combinó con Sudakov, quien filtró un pase a la espalda de la defensa. Medina logró interceptar, pero el balón rebotó en su compañero y quedó servido para Pavlidis, que definió con frialdad el 2-0.
Todo parecía encaminado hacia una goleada local, pero el Qarabag no se rindió. En el 30’, tras una jugada a balón parado, Andrade aprovechó un rechace en el área para acortar distancias. Ese gol encendió a los azerbaiyanos, que antes del descanso rozaron el empate con varias ocasiones claras: un cabezazo alto, un disparo al palo tras error en salida del Benfica y otro intento que Trubin sacó con apuros. Pese al sufrimiento, los lisboetas llegaron al descanso todavía con ventaja.
La ilusión local se desmoronó al inicio del segundo tiempo. Apenas en el 48’, Durán se filtró en el área y, con un remate cruzado, batió a Trubin para establecer el 2-2. El silencio en Da Luz reflejaba la incredulidad de la afición, que veía cómo el guion del partido cambiaba por completo.
Con el empate, el encuentro se equilibró. El Benfica trató de reaccionar con los cambios y apretó en busca del gol de la victoria, pero nunca encontró la claridad necesaria. Y cuando parecía que todo acabaría en tablas, llegó el mazazo final. En el minuto 86, Kushchuk recibió en el área, se giró y definió al primer palo para consumar la remontada y sellar un triunfo histórico para el Qarabag.
El marcador final (2-3) no solo supone un golpe durísimo para el Benfica, que partía como claro favorito, sino que también marca un hito para el fútbol azerbaiyano: la primera victoria en Champions ante un rival portugués. Una noche que quedará grabada para siempre en la memoria del Qarabag y que dejó al Estádio Da Luz enmudecido bajo una sonora pitada.