Si antes del Rosario Central 1 – Boca 1 de esta octava fecha ya había expectativa por todo lo que podía ofrecer el partido, los 90 minutos cumplieron con creces. A pesar de que el empate cerraba bien a ambos, los dos equipos buscaron ganarlo hasta el final.

El duelo fue intenso, de ida y vuelta y cambiante en el dominio del juego. El momento más destacado: el gol olímpico de Ángel Di María para empatar, tras la ventaja inicial de Boca con un cabezazo de Rodrigo Battaglia, en una jugada que tuvo la participación de Leandro Paredes.

El partido también dejó en evidencia las áreas a mejorar de Boca, sobre todo en ataque, pero confirmó certezas: Paredes sigue siendo el dueño del fútbol del equipo. Con o sin balón, conduce y ordena, sin monopolizar el juego, y saca provecho del sistema armado a su medida: un Boca prolijo, con rendimientos sólidos y actitud constante, que acompaña al talento de sus estrellas.

Rosario Central mostró su estilo: velocidad en contraataques, aprovechamiento de la pelota parada y peligro con los cabezazos de sus especialistas, que pusieron a Brey a prueba hasta el gol olímpico. Boca, por su parte, consolidó su medio campo, llegando con peligro por arriba y en algunas contras, aunque la intensidad bajó cuando Di María y Paredes se mostraron cansados.

Con la entrada de Jaminton Campaz, Central buscó frescura, pero la defensa de Boca estuvo firme gracias a jugadores ordenados y atentos. La actualidad del equipo muestra solidez: si un compañero falla, otros como Barinaga o Lautaro Di Lollo pueden cubrir, generando confianza y respaldo del cuerpo técnico.

Al final, para Boca fue un paso positivo: no logró lastimar a un rival directo, pero el empate mantiene la solidez y la actitud del equipo, demostrando que está a la altura de las grandes citas del fútbol argentino.