Jorge ‘Chatón’ Enríquez, uno de los protagonistas del histórico oro olímpico de México en Londres 2012, revivió las emociones de aquel logro, que hoy tiene un sabor agridulce. El mediocampista y autor del recordado gol ante Senegal en los cuartos de final recordó cómo fue la experiencia de jugar todos los partidos y cómo se ganó un lugar en el equipo que terminó en lo más alto del podio.
“Tuve la oportunidad de jugar todos los partidos, de ganarme un lugar, de ir de menos a más porque, el torneo en general fue así. Empezamos con dudas, complicaciones, mejoramos y al final nuestro mejor partido fue en la final, con confianza. De lo mejor que me ha pasado en la vida”, expresó Enríquez en el podcast ‘El RePortero’ con Yosgart Gutiérrez.
El oro olímpico tuvo un valor simbólico aún mayor para Chatón, quien enfrentó una infancia complicada, dejando su casa a los 13 años para perseguir el sueño del futbol. “Yo estaba llorando, no sabía ni qué sentir al colgarme la medalla. Me acordaba de mis papás, de mi infancia. Si me llegó el ‘¿por qué yo? ¿por qué me está pasando a mí? Vengo de la mierda, de ser un desmadre y de verdad me pasó en la cabeza. Estar frente a 100 mil personas, cantando el himno, es inexplicable”, narró.
Sin embargo, la alegría se vio opacada en febrero de 2021, cuando su medalla fue robada durante un asalto a su casa en Mérida, mientras él se encontraba jugando en Guadalajara. “La medalla me la robaron we… situaciones que en México se dan seguido. Al final podemos tener un poco de voz y darlo a conocer, pero a cada rato pasa”, lamentó.
A pesar del robo, Chatón valora más la seguridad de su familia y la experiencia vivida que el objeto material. “Al final somos afortunados de no haber estado, de vivir una situación más complicada, y no pasó. La experiencia no me la quita nadie, puedo mandar a hacer otra y ya, la cuelgo. Sigo siendo campeón olímpico. Hay un seguro que te cubre y te la pueden reponer”, concluyó.
El oro puede haber sido robado, pero el recuerdo de aquel logro histórico y el legado de Chatón Enríquez en Londres 2012 siguen intactos.