“Clasificamos en la pista y nos borraron en un escritorio”: esgrimistas mexicanos denuncian exclusión de los Panamericanos Juveniles
Desde Italia, donde sigue entrenando a pesar de la incertidumbre, Elliott Barrett no disimula su frustración.
“Ganamos esas plazas con sudor y esfuerzo… y ahora simplemente nos las quitan”, dice con voz firme. A sus 20 años, el esgrimista nacido en California y criado en Mexicali es uno de los talentos más destacados del deporte juvenil en México, y hoy, junto a otros cinco atletas, denuncia un acto que podría convertirse en uno de los mayores escándalos del deporte nacional: la exclusión arbitraria de los esgrimistas mexicanos que habían clasificado a los Juegos Panamericanos Juveniles de Asunción 2025.
Según Barrett, el proceso de clasificación fue claro desde el inicio: el Campeonato Panamericano Juvenil 2025 en Paraguay era el único evento válido. Allí compitieron, vencieron y clasificaron nominalmente, es decir, por nombre y apellido. Sin embargo, semanas después, fueron notificados de que ya no formaban parte del equipo.
“Seguimos entrenando como si fuéramos a competir. No porque sea una ilusión, sino porque hicimos lo que se nos pidió: clasificar”, insiste Barrett.
El reglamento de Panam Sports es claro: las pruebas son individuales, y si un atleta no puede asistir, la plaza pasa al siguiente mejor clasificado, nunca a otro del mismo país. Sin embargo, el Comité Olímpico Mexicano (COM) decidió reemplazarlos por otros atletas seleccionados en un proceso paralelo, impulsado por Jorge Castro Rea, expresidente de la Federación Mexicana de Esgrima (FME), quien no está reconocido por la Federación Internacional (FIE).
Una carta oficial de la FIE, firmada el 18 de julio de 2025 por su presidente interino Abdelmoneim Elhusseiny, confirma que la FME no tiene autoridad para avalar ningún proceso internacional. En su lugar, se nombró un comité especial encabezado por Olga Lara, responsable de que los atletas pudieran competir en el Mundial.
“Olga ha hecho más por nosotros en dos años que Jorge Castro en dos décadas”, afirma Barrett.
Para los atletas, esto no es un simple malentendido: es una lucha de poder entre instituciones, donde los deportistas son los únicos perjudicados.
“El problema no son los otros atletas, sino quienes siguen protegiendo a una estructura caduca que ha dañado al deporte mexicano por años”, denuncia Barrett.
Pese a que el COM asegura haber seguido los lineamientos de Panam Sports, la realidad es distinta. El evento válido fue uno solo y los clasificados están identificados. Reemplazarlos sin motivo reglamentario es borrar sus logros con un plumazo burocrático.
Los seis esgrimistas excluidos no solo representan a México: son el futuro del olimpismo nacional. Tienen experiencia mundialista, están rankeados internacionalmente y sueñan con Los Ángeles 2028 y Brisbane 2032.
“¿Cómo esperan que México tenga futuro si sabotean a sus propios talentos?”, se pregunta Barrett.
El discurso oficial habla de transparencia y desarrollo, pero los hechos contradicen esas palabras. El respaldo a un directivo no reconocido por la FIE, la violación del reglamento internacional y la marginación de atletas que cumplieron con todo, ponen en duda qué pesa más en el deporte mexicano: la justicia o los intereses políticos.
Para Barrett y sus compañeros, la lucha recién comienza. Y no van a rendirse.