Un campo de béisbol en medio de un autódromo. Una rueda de la fortuna de 33 metros. Camiones de comida, jaulas de bateo, música en vivo, leyendas del diamante y más de 85 mil aficionados listos para presenciar un espectáculo único. Así se vivió el MLB Speedway Classic, el primer juego oficial de Grandes Ligas disputado en el estado de Tennessee, en el icónico Bristol Motor Speedway.
Tras cuatro años de preparación, el diamante se construyó sobre el infield de la pista conocida como el “Último Gran Coliseo”, hogar habitual de NASCAR. Pero esta vez, los autos quedaron a un lado para que los Bravos de Atlanta y los Rojos de Cincinnati protagonizaran una noche que ya quedó en los libros de historia.
Una experiencia como ninguna otra
La experiencia en Bristol no fue solo deportiva. Los fanáticos pudieron tomarse fotos con el Trofeo del Comisionado, disfrutar de espectáculos musicales con Jake Owen, Tim McGraw y Pitbull, ver el sobrevuelo de aviones de la Marina y convivir con estrellas como Chipper Jones y Johnny Bench, quienes lanzaron la primera bola. Todo mientras los colores de los equipos adornaban autos de carrera repartidos por el recinto.
“Es una situación tan única”, destacó Sean Casey, exjugador y ahora analista de MLB Network. “Felicitaciones a Rob Manfred, a NASCAR y al Bristol Motor Speedway. Esto es verdaderamente único en su tipo”.
Tennessee entra en juego
Con más de 85 mil boletos vendidos, el evento superó la marca anterior de asistencia para un juego de temporada regular en MLB, fijada en 84,587 personas en 1954. Y aunque Tennessee no cuenta con una franquicia de Grandes Ligas, el entusiasmo del público deja claro que el estado tiene hambre de béisbol de primer nivel.
“Queríamos crear un momento mágico para los fans que no tienen béisbol de temporada regular cerca”, comentó Jeremiah Yolkut, vicepresidente senior de eventos globales de la MLB. “Bristol es un lugar icónico para NASCAR, y ahora lo es también para el béisbol”.
Rojos y Bravos, protagonistas de una noche histórica
El enfrentamiento entre Cincinnati y Atlanta definió la serie que ambos equipos venían disputando, con los Rojos en plena pelea por un puesto de comodín en la Liga Nacional. El jardinero Austin Hays expresó su entusiasmo: “He estado en pistas como Daytona, pero estar ahora en el infield, con un campo de béisbol montado ahí, será algo increíble”.
Más que un partido, una celebración del deporte
Fanáticos como Hunter Greear, quien viajó con amigos desde Carolina del Sur, acamparon desde días antes solo para ser parte del evento. “Sabíamos que sería especial, pero la experiencia ha superado cualquier expectativa”, confesó emocionado.
El MLB Speedway Classic no solo fue un partido, fue una declaración: el béisbol puede jugarse en cualquier parte… siempre que haya pasión, creatividad y un público dispuesto a hacer historia.