El final de temporada para Antonio Rüdiger no fue el soñado. El central alemán, uno de los pilares defensivos del Real Madrid, cerró el curso con una sensación agridulce, marcada por un error en el partido ante el PSG que aún resuena en su memoria. El peor fallo de su carrera, un golpe anímico inesperado para un jugador que se ha caracterizado siempre por su fortaleza mental y su fiabilidad sobre el terreno de juego. Solo falló un pase en todo el encuentro ante los franceses, pero su error fue fatídico.
Tras el encuentro, Rüdiger se marchó de vacaciones visiblemente tocado. No solo por el fallo puntual, sino por todo lo que ha arrastrado físicamente durante la temporada. El defensor jugó buena parte del curso con el menisco roto, una lesión que fue gestionando con valentía y compromiso, consciente de la necesidad que tenía el equipo de contar con él. Aun así, llegó un momento en el que ya no pudo más. Después de la final de Copa --en la que fue expulsado en los últimos minutos--, decidió pasar por el quirófano. Era el final de un ciclo de sufrimiento físico silencioso que todos conocían en el club y en el vestuario.
Recuperación exprés
La operación fue un éxito, pero lo más sorprendente fue su recuperación. Rüdiger logró volver en tiempo récord, contra todo pronóstico. Donde otros habrían necesitado semanas adicionales de reposo, él regresó antes de lo previsto, motivado por la oportunidad de estar en el Mundial y por el deseo de ayudar al equipo blanco en un torneo decisivo para el club.
Sabía que el Mundial le llegaba demasiado pronto, que aún no estaba al cien por cien, pero como siempre, puso por delante el escudo y la camiseta. Su participación fue correcta, cumplidora, sin grandes alardes, pero el error ante el PSG ha eclipsado su entrega. Fue un fallo técnico motivado por la presión de Dembélé que costó caro al equipo y que ha dejado una huella emocional en un jugador que rara vez se permite este tipo de equivocaciones.
Descanso y pretemporada
Ahora, ya en su descanso estival, Rüdiger optará como cada año en combinar vacaciones y preparación física. Más que un retiro, es una etapa de recarga tanto física como mental. Necesita desconectar, pero también quiere aprovechar estos días para continuar con la puesta a punto de su rodilla, todavía sensible tras la intervención.
Sabe que no podrá estar en la primera jornada de Liga debido a la sanción que arrastra por su expulsión en la final de Copa. Pero eso, lejos de ser un obstáculo, se presenta como una oportunidad: una semana extra para llegar en plenitud de condiciones al segundo partido del campeonato.
Con la llegada de Xabi Alonso al banquillo madridista, Rüdiger está decidido a seguir siendo una pieza clave. El técnico vasco aprecia su perfil competitivo, su liderazgo y, sobre todo, su capacidad de aparecer en los momentos importantes. El propio jugador está convencido de que volverá a ser ese defensor sólido, rápido y dominante que ha marcado diferencias tanto en el Real Madrid como en la selección alemana.
El central germano lo tiene claro: el error ante el PSG no define su temporada. Rüdiger confía plenamente en su capacidad de resurgir, como ya ha hecho en otras ocasiones. Tras el descanso, tras la pretemporada con Xabi, volverá a ser el de siempre. Así lo siente y así lo transmite.