Se acabó el sueño y llegó la frustración. El Inter de Miami fue eliminado en los Octavos de Final del Mundial de Clubes tras caer goleado 4-0 ante el París Saint-Germain. Lo que pintaba como una oportunidad histórica para Lionel Messi y compañía terminó en decepción… y escándalo.
Ya con el marcador ampliamente en contra, el conjunto dirigido por Luis Enrique dominaba por completo el encuentro, lo que sacó de sus casillas al astro argentino. En una jugada sin mayor relevancia y con el balón ya lejos, Messi agredió a Vitinha con un golpe claro en el brazo, una acción que pasó desapercibida para el árbitro central.
La frustración de Messi fue evidente, pero lo más llamativo fue que no recibió ni sanción ni advertencia. La falta ni siquiera fue marcada, lo que generó molestia entre los jugadores del PSG, quienes pidieron justicia para su compañero. La escena fue captada por las cámaras, pero no hubo intervención del VAR, desatando la polémica.
Messi y las agresiones en el Mundial de Clubes
Lo ocurrido con Vitinha no fue un hecho aislado. En el partido inaugural del torneo ante el Al-Ahly, Messi ya había protagonizado una acción violenta al propinar un cabezazo a un rival en medio de una discusión. En ambas ocasiones, el número 10 del Inter de Miami logró evadir cualquier castigo, alimentando las críticas sobre un posible trato preferencial.
Estas actitudes contrastan con la imagen habitual del campeón del mundo, quien rara vez pierde el control dentro del terreno de juego. Sin embargo, la impotencia por el bajo rendimiento colectivo y las duras derrotas parecen haber llevado a Messi al límite emocional.