Novak Djokovic llegó con ganas de revancha a los cuartos de final de Roland Garros 2025, y no era para menos. Su último cruce con Alexander Zverev fue en el Abierto de Australia, donde una lesión que arrastraba desde su partido ante Alcaraz le impidió terminar. Esta vez, en París, no hubo margen para excusas: el serbio venció al alemán en un partidazo de 3 horas y 17 minutos por 4-6, 6-3, 6-2 y 6-4.
El camino no era fácil para Djokovic. Enfrentar a Zverev tan pronto en el cuadro era un desafío: aunque lo había vencido en ocho ocasiones, también había perdido cinco veces ante él. Además, en los días previos, ‘Sascha’ se animó a poner al serbio por detrás suyo entre los favoritos al título, algo que sin dudas avivó el fuego competitivo de Novak.
Desde el inicio se notó que no era un partido más. Zverev arrancó con todo: agresivo, preciso y dominando con su servicio. Rompió en el primer juego y no soltó esa ventaja para llevarse el primer set 6-4. Djokovic parecía obligado a exigirse al máximo para mantenerse en juego.
Pero Djokovic sacó a relucir su mejor versión en el segundo set. Aprovechó una breve desconexión de Zverev para romperle el saque y emparejar el partido. A partir de ahí, el dominio con su servicio fue absoluto: no volvió a cederlo en todo el encuentro. Alternando ritmo, ángulos y tiros cortos, empezó a desgastar a su rival.
En el tercer set, las dudas volvieron a aparecer en el alemán. De jugar con autoridad, pasó a cometer errores no forzados y a ceder terreno. Sufrió tres quiebres consecutivos y una inoportuna doble falta confirmó lo que muchos ya sospechaban: Zverev sigue sin poder sostener su nivel en los momentos clave de un Grand Slam.
Ya en el cuarto set, Djokovic se movía cómodo en la Philippe Chatrier. Con variedad de golpes, dejadas precisas y una lectura perfecta del juego, mantenía a Zverev siempre a la defensiva. Aun así, el alemán logró su primera oportunidad de break desde el segundo set... pero se topó con un rally de 41 golpes que terminó del lado del serbio, en uno de los puntos del torneo.
Aunque Zverev no bajó los brazos, Djokovic no dejó dudas. Necesitó cinco match points para cerrar el partido, pero lo hizo con autoridad y se metió una vez más en semifinales de Roland Garros. Su rival: el italiano Jannik Sinner.