Luis Enrique ha vuelto a lo más alto del fútbol europeo. El entrenador español conquistó este sábado la UEFA Champions League con el París Saint-Germain, devolviendo la gloria continental al club parisino y sumando su segundo título como técnico en el torneo más prestigioso de clubes. Pero detrás del trofeo, hay una historia marcada por la lucha, la pérdida y una inspiración inquebrantable: su hija Xana.
El regreso a la cima
Tras vencer en la gran final y alzar “la Orejona” en una noche mágica, Luis Enrique cerró un capítulo glorioso en su carrera profesional. Diez años después de ganar su primera Champions con el FC Barcelona en 2015, el estratega asturiano escribió un nuevo capítulo de oro, esta vez desde el banquillo del PSG. Una victoria que no solo representa un éxito deportivo, sino también un emotivo triunfo personal.
El motor emocional: Xana
La imagen de 2015 aún permanece viva en la memoria de los aficionados: Luis Enrique celebrando en el Estadio Olímpico de Berlín junto a su hija Xana, entonces una niña sonriente que compartía con su padre uno de los momentos más felices de su carrera. Cuatro años después, la vida dio un giro doloroso. En junio de 2019, Luis Enrique dejó su cargo como seleccionador nacional de España para acompañar a Xana en su batalla contra el cáncer.
El 29 de agosto de ese mismo año, el técnico anunció la noticia más difícil: Xana había fallecido. Tenía solo nueve años. La pérdida conmovió al mundo del deporte y, desde entonces, Luis Enrique ha llevado el recuerdo de su hija como una brújula emocional en cada paso de su camino.
Una victoria con alma
Esta Champions League con el PSG es más que un trofeo para Luis Enrique. Es la culminación de un proceso de resiliencia. El propio entrenador lo había dicho en entrevistas previas: “No estará mi hija físicamente, pero estará espiritualmente, que eso para mí es muy importante”. Cada partido, cada decisión, cada esfuerzo por formar un equipo competitivo, ha estado impregnado de la energía de Xana.
Un legado que trasciende el fútbol
Luis Enrique no solo ha demostrado ser un técnico de élite, sino también un ejemplo de fortaleza humana. Con su estilo sobrio y su carácter firme, ha guiado al PSG a una conquista que parecía esquiva durante años. Pero más allá del éxito deportivo, su historia resuena en todos aquellos que han enfrentado pérdidas y han encontrado en el deporte una forma de canalizar el dolor y transformarlo en inspiración.
El título de Champions League 2025 tiene dueño, pero también tiene alma. Y lleva el nombre de un hombre que nunca dejó de luchar, ni dentro ni fuera del campo. Luis Enrique, campeón con el PSG, campeón con el corazón.