Tiger Woods hizo historia al convertirse, con solo 24 años, en el jugador más joven en completar el Grand Slam. Aquel día en St. Andrews, cuando cruzó el icónico Puente Swilcan, el mundo del golf fue testigo de un momento histórico. En ese entonces, nadie se preguntó quién sería el siguiente simplemente porque no había candidatos cercanos.

Hoy, el panorama ha cambiado.

El momento llegó finalmente para Rory McIlroy al conquistar el Masters de Augusta, completando así su propio Grand Slam tras 17 años de intentos y 11 de consciente expectativa. La victoria desató una celebración auténtica. Tiger Woods no tardó en felicitarlo: “Bienvenido al club, chico”, le escribió.

Y con ello, resurgió la pregunta inevitable: ¿quién será el próximo?

Todas las miradas apuntan ahora a Jordan Spieth, quien lleva desde 2017 buscando ese último peldaño en el Campeonato de la PGA, precisamente donde lo intentará otra vez este año, en Quail Hollow. En sus ocho intentos previos, nunca ha quedado a menos de seis golpes del título.

“Algunos años ni siquiera me preguntaron por eso. Otros, sí fue tema”, confesó Spieth esta semana. “Pero si no lo hubiera conseguido aún, quizás ya ni se hablaría del tema”.

También figura Phil Mickelson, que lleva intentando completar el Grand Slam desde 2014, necesitando solo un Abierto de Estados Unidos. Pero su oportunidad se acorta: su exención para el torneo vence este año, luego de ganar el PGA Championship en 2021 con 50 años.

“Yo apostaría por Jordan como el siguiente”, opinó Xander Schauffele.

Sin embargo, no es tarea sencilla. Incluso cuando solo falta un grande, la historia muestra cuán difícil puede ser lograrlo.

En los años 60, el Grand Slam se celebró en dos temporadas consecutivas: Gary Player lo completó en 1965 y Jack Nicklaus en 1966. El favorito entonces era Arnold Palmer, quien solo necesitaba el PGA Championship. Llegó a Firestone en 1966 confiado: “Me siento tan bien que no hay excusas”. Pero nunca lo logró, ni ese año ni en los 28 siguientes, hasta su último intento en 1994 con 64 años.

Otros como Lee Treviño, Tom Watson y Raymond Floyd también se quedaron al borde.

Tras Nicklaus, pasaron 34 años hasta que Tiger Woods completó su Grand Slam, y luego 25 más hasta que McIlroy lo logró. ¿Habrá que esperar otra generación?

“¿Creo que pasarán otros 25 años? Buena pregunta”, dijo Scottie Scheffler. “Jordan tiene el talento para hacerlo, Rory lo hizo en cinco majors. Las probabilidades están a su favor”.

Scheffler ha sido el jugador más dominante en los últimos tres años, con victorias en el Masters en 2022 y 2024, y una racha como número uno solo superada por Woods. Pero aún así, relativiza su posición:

“Técnicamente solo he ganado uno”, dice sobre sus posibilidades. “He estado jugando bien, pero ni siquiera estoy cerca”.

El PGA Championship, que arranca este jueves, junto con los próximos dos majors —el US Open en Oakmont y el Abierto Británico en Royal Portrush— podrían definir el rumbo de esta conversación durante años.

Jugadores como Jon Rahm, Collin Morikawa, Dustin Johnson, Brooks Koepka o el propio Schauffele podrían sumarse a la lista de quienes están a un título de distancia. Pero incluso alcanzar dos majors ya es difícil; conseguir el tercero, mucho más.

Nick Price ganó el PGA en 1992 y el Abierto Británico en 1994, pero nunca completó la hazaña. “Desde que gané el primer PGA soñaba con el Grand Slam”, reconoció.

Nombres como Sandy Lyle, Nick Faldo, Fuzzy Zoeller, Larry Nelson, Hubert Green o el legendario Severiano Ballesteros (que con 23 años ya tenía dos etapas) muestran lo esquiva que puede ser esta gesta.

Faldo, por ejemplo, ganó seis majors, tres Masters y tres British Open, pero nunca logró más de dos etapas del Slam.

“No es fácil llegar al borde, pero es mucho más difícil cruzarlo”, reflexionó Scheffler. Y luego añadió: “De hecho, llegar al borde ya es extremadamente difícil”.

Jordan Spieth tiene 31 años. Aunque no gana desde hace tres temporadas, sigue en un nivel competitivo. Si no es él, la atención pasará a quién se sumará a la lista de espera de una de las metas más codiciadas y escurridizas del golf.