El Manchester United demostró su dominio en la vuelta de semifinales de la Europa League ante el Athletic Club, confirmando su favoritismo con un resultado claro que dejó pocas dudas. Con un 0-3 de ventaja tras el partido de ida, los de Ten Hag controlaron el encuentro desde el principio, a pesar de las intenciones de un Athletic que, mermado por las bajas de jugadores clave como Dani Vivian, Oihan Sancet, Nico Williams e Iñaki Williams, no logró capitalizar su escaso margen de error.

El equipo vasco, impulsado por la ilusión de la remontada, consiguió adelantarse en el marcador gracias a un golazo de Mikel Jauregizar al minuto 31, pero ese tanto solo sirvió para despertar a un United que, sin brillo, impuso su jerarquía. A partir de ahí, el conjunto inglés se encargó de mantener el control y, con un Mason Mount certero, cerró la eliminatoria con un 1-1 que, prácticamente, sentenció las opciones de remontada para los rojiblancos.

A pesar de los esfuerzos del Athletic, la falta de calidad en los últimos metros y la incapacidad para concretar sus llegadas hicieron imposible una remontada que, en principio, parecía una quimera. Con el paso de los minutos, el United, sin hacer un fútbol espectacular pero con su sello de eficacia, dejó claro por qué es uno de los equipos más sólidos de Europa.

El 4-1 final, con goles de Casemiro, Rasmus Höjlund y Mount, no hizo más que confirmar que el Manchester United sigue siendo uno de los grandes de la competición, mientras que el Athletic, aunque lo intentó, no logró hacerle frente al poderío del gigante inglés.