Juan Pablo Sánchez reafirmó ser uno de los toreros con más arte y temple en México, además de demostrar un valor sereno que le permitió pegarse un arrimón inteligente, emocionante.
Esto le valió cortar la única oreja de la tercera corrida de San Marcos, ante un toro noble y de clase de la ganadería de De la Mora.
Otra vez el público llenó los tendidos numerados de sombra y sol en la Monumental, presumiendo de nuevo la libertad que aquí sí hay para disfrutar de la tauromaquia.
El segundo toro de Juan Pablo desarrolló sentido.
"Mi primero fue bueno, tuvo calidad y nobleza, aunque duró poco", admitió el hidrocálido.
También se pudo disfrutar de los detalles de calidad del sevillano Juan Ortega, quien lanceó a la verónica y luego intentó exponer ese toreo cadencioso y artístico, pero ninguno de sus astados, que duraron poco, se lo permitieron.
Luis David Adame, quien venía de triunfar el domingo cortando dos orejas, no pudo volverlo a hacer, pues, aunque su primero fue bravo y emotivo, no terminaron por acoplarse y sólo salió al tercio. Cerró con un astado muy serio, avispado, difícil, con el que dejó constancia que trae oficio y está preparado.
Hoy el maestro español Alejandro Talavante, el torero de dinastía Diego Silveti y la firme promesa mexicana Arturo Gilio lidiarán un encierro de Mimiahuápam, de la familia Bailléres.