Fue un dia histórico en La Cartuja, el FC Barcelona se proclamó campeón de la Copa del Rey 2025 al derrotar al Real Madrid en una final épica que terminó 3-3 en el marcador global y se definió en tanda de penales. El Clásico respondió a la expectativa con emoción, goles, polémica y una dosis de drama que quedará grabada en la memoria de los aficionados.
El Barcelona pegó primero gracias a un golazo de Pedri al minuto 28, un zapatazo desde fuera del área que se clavó en el ángulo superior derecho, imposible para Courtois. Sin embargo, en la segunda mitad, el ingreso de Kylian Mbappé cambió el guión. El francés empató con un tiro libre al 70' y luego Tchouaméni dio la voltereta al 77', tras una jugada a balón parado. Ferrán Torres igualó el marcador al 84', tras quitarse al arquero y definir con sangre fría. Ya en la prórroga, Jules Koundé volvió a adelantar al Barça al 116', aprovechando un error de Brahim. Pero el Madrid forzó los penales con un gol de Endrick en el último suspiro.
El partido no estuvo exento de tensión y roces. Se mostraron varias tarjetas, entre ellas la roja a Rüdiger en los últimos segundos del tiempo extra por reclamar con vehemencia desde la banca. Raphinha, Modric, Fermín y otros vieron la amarilla en un duelo lleno de intensidad. El VAR también tuvo protagonismo, anulando un penal a favor del Barça y otro al Madrid por fuera de lugar previo.
En los penales, la tensión fue máxima. Szczesny se convirtió en héroe al atajar los disparos de Bellingham y Modric, mientras que Pedri, Koundé, y Ferrán no fallaron para los blaugrana. El marcador final desde los once pasos fue 4-2, desatando la fiesta culé en Sevilla.
Alineaciones:
FC Barcelona: Szczesny; Koundé, Iñigo Martínez, Pau Cubarsí, Gerard Martín; De Jong, Pedri, Dani Olmo; Lamine Yamal, Raphinha, Ferrán Torres.
Real Madrid: Courtois; Lucas Vázquez, Raúl Asencio, Rüdiger, Mendy (Fran García); Tchouaméni, Valverde, Ceballos (Modric); Bellingham; Rodrygo (Mbappé), Vinicius (Brahim).
El Clásico se definió como debía: con un final cardiaco. El estadio entero contuvo la respiración en los penales, y aunque ambos equipos lo dejaron todo en la cancha, fue el Barcelona quien alzó la copa. La tensión del desempate fue un capítulo aparte: jugadores tomados de las manos, técnicos con la mirada fija, y miles de almas pendientes de cada disparo. Una final para la historia.
