La muerte del Papa Francisco, ocurrida este lunes 21 de abril de 2025, no solo marca el fin de una etapa para la Iglesia Católica, también deja una curiosa coincidencia para los aficionados al automovilismo: Jorge Mario Bergoglio se convierte en el primer Sumo Pontífice con más de un año en el cargo que no vio a Ferrari coronarse en la Fórmula 1.
Desde que inició el Mundial de Fórmula 1 en 1950, todos los Papas que ocuparon el Vaticano por más de un año habían sido testigos de al menos un título de la Scuderia Ferrari, ya sea de pilotos o constructores. Francisco rompió esa tendencia.
Durante su papado (2013-2025), la escudería de Maranello atravesó una sequía que ya suma 17 años sin título de pilotos y 16 sin título de constructores, cifras que se remontan a 2007 y 2008, respectivamente. Aquellos logros ocurrieron bajo el pontificado de Benedicto XVI, quien incluso vio a Kimi Räikkönen coronarse campeón del mundo.
Ferrari y los Papas: una historia cruzada
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Pío XII (1939-1958): Vio los títulos de Ascari (1952, 1953) y el de Fangio (1956).
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Juan XXIII (1958-1963): Presenció el título de Phil Hill y el primer campeonato de constructores en 1961.
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Pablo VI (1963-1978): Vivió la era de Surtees y Lauda con múltiples títulos.
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Juan Pablo II (1978-2005): Fue testigo de la gloria de Schumacher en los 2000.
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Benedicto XVI (2005-2013): Alcanzó a ver los últimos campeonatos de la Scuderia.
Con Francisco, sin embargo, Ferrari vivió años de frustraciones: cambios de pilotos, restructuraciones internas y temporadas marcadas por la irregularidad. A pesar de contar con figuras como Sebastian Vettel y Charles Leclerc, los títulos se les han escapado.
El consuelo de Le Mans
A falta de éxitos en la Fórmula 1, la Scuderia sí logró brillar en Le Mans, ganando las ediciones de 2023 y 2024. Estas victorias, aunque valiosas, no mitigan del todo el peso de una sequía que pone en duda la hegemonía histórica del equipo más laureado del automovilismo.
El legado del Papa Francisco en el deporte también se distingue por su fuerte vínculo con el futbol, especialmente como hincha confeso de San Lorenzo. Sin embargo, su etapa al frente de la Iglesia coincidió con el tramo más árido de Ferrari en F1.
Ahora, con el cónclave a la vuelta de la esquina y el mundo pendiente del próximo Papa, también queda la incógnita para los tifosi: ¿será el próximo Sumo Pontífice testigo del tan anhelado regreso de Ferrari a la cima del mundo?