Con apenas 17 años, Lamine Yamal se ha convertido en una pieza fundamental del FC Barcelona. En lo que va de 2025, el extremo catalán no solo ha consolidado su lugar como titular indiscutible bajo el mando de Hansi Flick, sino que también figura como el sexto futbolista con más minutos disputados en todo el mundo este año. Un logro impresionante para alguien de su edad, pero que también despierta dudas sobre el impacto físico y mental que puede tener esta exigencia a tan temprana edad.
Hasta el momento, Yamal ha disputado 2,330 minutos en 26 partidos, repartidos entre el Barça (24) y la selección española absoluta (2). Solo Jules Koundé, con 2,519 minutos, lo supera dentro del plantel azulgrana. En el plano internacional, Lamine es el menor de edad con más minutos acumulados en 2025, por encima de promesas como Estevao Willian (1,641 minutos) o Geovany Quenda (1,624).
Esa diferencia abismal entre Yamal y sus coetáneos habla de su talento excepcional, pero también pone sobre la mesa la necesidad de cuidarlo.
Desde su regreso tras una leve lesión en enero —que lo dejó fuera contra el Barbastro en Copa del Rey—, Yamal ha sido titular en todos los partidos de club y selección. Fue clave desde su retorno, alineándose en la Supercopa frente al Athletic y sin soltar el puesto desde entonces.
De los 26 partidos jugados en 2025, ha sido sustituido en 14, y en la mayoría de ellos lo hizo en los minutos finales. Su producción ofensiva también ha sido destacada: 8 goles y 6 asistencias, siendo uno de los motores de un Barça que compite en todos los frentes —líder en LaLiga, finalista de Copa y semifinalista en Champions.
No obstante, el desgaste empieza a notarse. Tras el último parón internacional, Yamal ha bajado su rendimiento. En los últimos siete partidos del Barça, solo ha marcado un gol y dado una asistencia. Aunque brilló contra el Borussia Dortmund en la ida de cuartos de Champions, fue menos efectivo ante el Betis y en la vuelta contra los alemanes.
Los datos de BeSoccer Pro reflejan esa caída: ante el Betis perdió 30 balones, su peor registro del año, y en Alemania apenas completó 2 de los 9 regates que intentó.
Con tres títulos aún en juego, el Barça afronta semanas decisivas. Y en medio de esa exigencia, la gestión de Lamine Yamal se vuelve crucial. No solo por lo que puede aportar en el presente, sino para asegurar que su evolución no se vea comprometida por el exceso de responsabilidad.
¿Está listo un jugador de 17 años para soportar este nivel de protagonismo sin consecuencias? En una era donde las carreras pueden extenderse más allá de los 35 años, la dosificación se convierte en una herramienta tan valiosa como el talento.
Lamine no solo representa el futuro del Barça y de la selección española, sino también un símbolo de la nueva generación de futbolistas que brillan desde su adolescencia. Su presente es ilusionante, pero su desarrollo debe cuidarse con inteligencia.
¿Podrá mantener el ritmo hasta el final de la temporada o será necesario darle un respiro? El tramo final del año revelará si el joven fenómeno sigue deslumbrando... sin quemarse.