Aunque ya no está en la parrilla de la Fórmula 1, el nombre de Sergio ‘Checo’ Pérez sigue muy presente en Red Bull. Su legado pesa tanto que quien ocupe su lugar tiene una vara de medir casi inalcanzable… y Liam Lawson lo está viviendo en carne propia.
Tras dos carreras con resultados decepcionantes, Lawson está en la cuerda floja. La presión crece y ya comienzan a sonar nombres como Yuki Tsunoda y Franco Colapinto como posibles sustitutos. Incluso hay quienes aseguran que el japonés podría tomar su lugar de forma inmediata en el Gran Premio de Japón.
El problema para Red Bull no es solo encontrar un reemplazo funcional, sino lidiar con la inevitable comparación con Checo Pérez, quien durante su tiempo con la escudería entregó podios, victorias y un subcampeonato del mundo. Su fiabilidad y experiencia le dieron estabilidad al equipo, algo que ningún nuevo piloto ha conseguido replicar hasta ahora.
El listón está muy alto. Cualquiera que llegue sabe que será medido frente al mejor momento del mexicano, el que incomodó a Verstappen y demostró tener temple en momentos clave. Esa referencia se ha convertido en una pesada carga para cualquier aspirante.
Aunque su último año no fue el más brillante, la etapa de Checo en Red Bull sigue siendo vista como una de las más exitosas para un segundo piloto dentro del equipo. La situación actual demuestra que sustituirlo no era tan sencillo como parecía. Hoy, sin quererlo, Checo se ha convertido en un verdadero "triturador" de pilotos en Red Bull.