El comentarista de TV Azteca habló sobre su relación con el periodista y cómo vivió su partida.
El fallecimiento de André Marín el 16 de septiembre de 2024 dejó un vacío en el periodismo deportivo. Tras una larga batalla con problemas respiratorios, la noticia de su muerte fue confirmada por TUDN y generó reacciones de colegas y excompañeros que recordaron su trayectoria.
Entre ellos, Enrique Garay, quien tuvo una relación marcada por diferencias y polémicas con Marín durante su paso por TV Azteca, pero que decidió quedarse con los momentos positivos que compartieron.
En entrevista con Infobae México, Garay confesó que, a pesar de sus conflictos en el pasado, la muerte de André Marín le generó un profundo dolor. Su vínculo con el periodista deportivo comenzó en la década de los 80, cuando ambos daban sus primeros pasos en la industria.
“Conocí a André cuando tenía 12 o 13 años. Yo trabajaba en El Heraldo de México y por ahí del 85 lo conocí”, recordó Garay.
El narrador de NFL explicó que Marín era muy cercano a Francisco Javier González, a quien consideraba una figura clave en su formación profesional, más allá de la influencia de José Ramón Fernández.
“Siempre andaba con Francisco Javier González. De hecho, llegué a pensar que era su hijo porque eran muy parecidos. André llegaba con él a la redacción de El Heraldo antes del Mundial de 1986”, detalló.
Pese a los conflictos laborales que los alejaron, Garay destacó que André Marín era una persona abierta y sociable. Incluso, sus familias convivieron fuera del ámbito profesional.
“André era muy desinhibido, siempre llegaba y platicaba contigo. Desde el 85 nos conocimos y hasta hace unos meses retomamos el contacto. Conoció a mi esposa, yo conocí a su familia, incluso estuve en el bautizo de uno de sus hijos”, compartió.
Garay aseguró que, en los últimos meses de vida de Marín, lograron reencontrarse y retomar su relación, lo que hizo que su muerte lo impactara aún más.
“Dejar a una esposa e hijos no debe ser fácil. Trabajamos juntos muchos años, pasaron cosas buenas, malas y regulares, pero al final, el trabajo es una cosa y lo personal es otra”, concluyó.