Siete partidos duró el sueño. Se terminó la Champions para el Girona. Los de Míchel perdieron ante el Milan en San Siro, donde volvieron a dejar una buena imagen, pero se quedaron sin opciones de clasificarse para el playoff. Están eliminados a falta de un encuentro, el último, otro partidazo para disfrutar ante el Arsenal en Montilivi. Ahora duele, pero con el tiempo la desilusión se transformará en orgullo, el que sentirán los aficionados del equipo cada vez que recuerden aquella temporada, la 24-25, en la que el Girona, su Girona, se codeó con los grandes de Europa. El Milan, mientras, sigue imparable. Quinta victoria consecutiva y a luchar por meterse entre los ocho primeros en la última jornada.
Al Girona, primero, le salvó el larguero. La salida a la contra del Milan fue de de libro. Reijnders, qué potencia, recorrió medio campo y metió un balón en profundidad para Leao. Un paréntesis para hablar del portugués, un jugador con una arrancada portentosa. Provoca vértigo cuando encara en velocidad. Por supuesto, llegó a esa pelota al espacio y puso un centro para Theo, que le pegó mordido. Al travesaño.
Al Girona, después, le salvó el poste. Esta vez fue Musah, otro que había generado peligro, el que acarició el gol con un potentísimo disparo cruzado. Al palo.
Al Girona ya nadie le salvó ni Gazzaniga, que había dejado antes un par de paradas de mucho mérito. Yangel no estuvo fino en la entrega, Bennacer se la robó a Abel Ruiz en la medular y se la dio con metros por delante a Leao. Y eso es letal. Llegó el luso al área, sentó a David López y la mandó a la red. Jugada de crack. El Milan se adelantó, curiosamente, cuando mejor estaban los de Míchel, a los que Maignan justo antes había privado del gol con dos soberbias paradas a Van de Beek y Tsygankov, lo mismo que después, en la prolongación del primer tiempo, a Yangel. Fueron ocasiones clarísimas.
Gol anulado a Bryan
No se rendía el Girona. Si le dejas el balón, juega y bien. Es la seña de identidad del equipo: el toque. Tsygankov tuvo dos. Una se le fue alta y la otra se estrelló en Gabbia. Bryan Gil sí la metió, qué golazo con un golpeo al palo largo desde el pico del área... pero no valió. Culpa de la uña de un dedo. Fuera de juego. El Milan no estaba tan intenso en el segundo acto y sufría, aunque tiene recursos, muchos: Leao, Theo, Musah y, después, entró Abraham por Morata, que había salido de una baja por fatiga y tuvo una noche gris.
Superaron el agobio los italianos y dejaron de pasar cosas en el césped. Ni los cambios del Girona tuvieron efecto, y eso que Míchel fue con todo. Renovó el míster por completo el ataque, entraron de golpe Asprilla, Danjuma, Stuani e Iván Martín, y Portu poco después, pero ni por esas. San Siro... y sanseacabó para el Girona.