Sergio Pérez sigue a la espera de resolver su futuro. Está en una situación parecida a la de hace un año. Su intención es renovar con Red Bull, pero tiene que esperar para conocer cuál es la decisión de los jefes de la escudería. Desde las altas instancias ya advirtieron que la decisión con casi total seguridad no llegará hasta el parón que se producirá en el mes de julio.
Eso quiere decir que Checo tiene su particular sprint por delante para convencer a Red Bull de que es el mejor piloto para ayudar a un equipo campeón. Hasta el 28 de julio el colombiano tiene ocho carreras para seguir demostrando que es el mejor... sólo superado por un extraterrestre como es Verstappen. Su misión es mantener a raya a todos los que vienen por detrás como Sainz, Leclerc, Norris o Piastri, entre otros.
Son ocho grandes premios. El primero será Emilia Romagna y le siguen Mónaco, Canadá, España, Austria, Gran Bretaña, Hungría y Bélgica. Si Checo mantiene la línea mostrada hasta ahora parece prácticamente seguro que Red Bull le ofrecerá la renovación. Otra cosa es que las condiciones convenzan al mexicano o no, ya que Sergio quería un contrato de dos temporadas, algo que, en principio, no parecía estar en las intenciones de la escudería austriaca.
Siempre en el ojo del huracán
Checo, por tanto, es consciente de que se le va a examinar carrera a carrera hasta que llegue ese Gran Premio de Bélgica, donde se producirá un parón de prácticamente un mes en el que en teoría Red Bull debe anunciar definitivamente quien es el elegido para ocupar ese segundo asiento.
En un año convulso como el que está viviendo Red Bull nadie duda de que a la escudería le urge solucionar todos los problemas que le acucian lo antes posible y lo de Checo se podría convertir también en un culebrón que no interesa a ninguna de las dos partes. Por eso es de esperar que realmente todo quede aclarado entre julio y agosto, tal y como ya han declarado, entre otros, Helmut Marko.
