El neozelandés Scott Dixon (Chip Ganassi) aplicó una estrategia distinta a la mayoría de pilotos en las paradas en boxes y logró este domingo imponerse en Long Beach defendiendo la primera plaza con uñas y dientes ante el acoso de sus rivales en las últimas vueltas.
El español Alex Palou (Chip Ganassi), campeón de la IndyCar el año pasado, cerró el podio con la tercera posición.
"Fue duro, no sabía si podríamos hacerlo", manifestó Dixon, que logra su victoria número 57 de su carrera y suma ya 20 temporadas consecutivas con al menos un triunfo, la mayor racha existente.
Colton Herta (Andretti), que corría en casa, quedó segundo y fue uno de los más destacados del día. Josef Newgarden acabó cuarto pese a que tuvo muchas opciones de ganar, logrando mantenerse como líder del campeonato con 87 puntos, 12 más que Dixon, 15 sobre Herta y 24 sobre el defensor del título, Palou.
“Fue duro, estuvimos muy cerca. Muy feliz por el podio, pudo ser mejor de no haber sido por el tráfico final. Respecto a Dixon, tenemos la opción de hacer la misma estrategia, pero Scott lo hizo funcionar, es bueno verle ganando”, manifestó Palou al bajar de su monoplaza.
El australiano Will Power (Penske) fue quien mejor aprovechó la salida, situándose rápidamente en la primera posición rebasando al sueco Felix Rosenqvist (Meyer Shank), marcó un ritmo alto de carrera poniendo a sus perseguidores más allá de los tres segundos.
Newgarden llegó a ser segundo y tras un accidente del danés Christian Rasmussen (Ed Carpenter) sacó ventaja de la bandera amarilla y del paso por boxes de su rival para liderar la carrera.
Palou siguió la estrategia habitual: ser conservador en las primeras vueltas, manteniéndose en los primeros puestos pero sin correr ningún riesgo, así ascendió dos posiciones en el primer tercio de carrera, tras 30 vueltas era cuarto a cinco segundos del líder.
En la vuelta 33 se vivió un mano a mano espectacular entre Palou y Marcus Ericsson (Andretti) tras su paso por boxes. El piloto español defendió muy bien su posición a los constantes ataques del sueco.
Scott Dixon y Will Power fueron los protagonistas de la otra estrategia, a menos paradas, y permitió al compañero de Palou liderar durante muchas vueltas la carrera. En la 52 ambos visitaron a los mecánicos y recuperaron su posición natural.
Salvo por un Kyle Kirkwood (Andretti) que apuró demasiado y pudo liderar un par de vueltas, las clasificación regresó a la normalidad con 30 vueltas por disputarse. Newgarden recuperó el primer puesto, con Herta y Palou siguiéndole de a cuatro y cinco segundos respectivamente. Era el momento de comenzar a correr riesgos para el actual campeón de la IndyCar.
Newgarden paró en la vuelta 59, Palou y Herta lo hicieron en la 62. Así, con veinte vueltas para la conclusión se abrieron dos batallas apasionantes, la más importante por la victoria final con Dixon defendiendo el liderato ante Newgarden pero más justo de gasolina, y tras ellos, a unos cinco segundos, Herta y Palou se jugaban la última plaza del cajón.
El tráfico de los coches doblados influyó para que en las últimas diez vueltas todos se agruparan en la lucha por la victoria final. Herta chocó por atrás a Newgarden y Palou sacó la ventaja de situarse tercero, un movimiento estratégicamente clave para la pelea por la general.
En la última vuelta, Herta trató de hacerse con el triunfo y dar caza a Dixon, pero el podio quedó tal cual, con el neozelandés imponiéndose y Palou asegurando la tercera posición. El equipo Chip-Ganassi sale triunfador con dos monoplazas entre las tres posiciones de privilegio.
El argentino Agustín Canapino (Juncos Hollinger) completó una buena carrera en Long Beach, comenzando en la vigésima posición y finalizando décimoquinto, mientras que el mexicano Pato O’Ward (Arrow McLaren) cerró su participación en una discreta plaza número 16, perdiendo dos posiciones respecto a la salida y estando siempre muy lejos de los más destacados.
