Javier Aguirre ha vivido sus días más intensos como entrenador. Se ha quedado muy cerquita de ganar la Copa del Rey con el Mallorcar, pero la tanda de penaltis le dejó sin premio. Tras el batacazo llegó el regreso a la cruda realidad, la Liga, donde tuvo la mala suerte de encontrarse con el Real Madrid y sufrir una derrota en casa. Una derrota que podría entrar dentro de lo previsible.
Sin embargo, tal y como ya había avisado el propio Aguirre, la Liga es lo importante y, aunque no están en una situación delicada, sí sabe que deben cambiar la dinámica para no dar esperanzas a los que vienen por detrás. En España bajan tres equipos a Segunda división y ahora mismo el Mallorca es décimo quinto con 31 puntos, sólo seis por encima del Cádiz, que es en estos momentos el antepenúltimo de la Liga, el club que marca el descenso.
Y el calendario es diabólico para el Mallorca. En la próxima jornada se mide al Sevilla fuera de casa, un Sevilla que va al alza y ya no teme por la categoría. Pero lo peor llega en la siguiente jornada, día absolutamente clave para este Mallorca y para Aguirre. Y es que jugará ante el Cádiz otra vez fuera de casa en lo que va a ser una auténtica final.
Justo antes de la final de Copa, el entrenador mexicano ya se mostró rotundo, avisando de lo que podía suceder: "Lo que nos da la vida a nosotros es la Liga y no estamos para tirar cohetes, todavía estamos en zona comprometida, faltan muchos partidos y no nos podemos despistar".
La hora de la verdad
Y ahora les llega la hora de la verdad a falta de siete jornadas para acabar la temporada. Y Aguirre es consciente de que si las cosas se tuercen dará igual el haber llegado a la final de Copa. Por eso, por su tremenda experiencia, ha avisado una y otra vez a sus jugadores. Desde luego, van a ser siete jornadas de auténtica locura. Y todo empieza ante el Sevilla.
