Checo Pérez ya cumplió con el requisito principal para que Red Bull se asegure con sus servicios... por un año más, al menos. En 2022 "le robó la cartera" in extremis Charles Leclerc. El de Ferrari acabó segundo merced a sus 308 puntos. Superó al mexicano por sólo 3 (concluyó el curso con 305).
Total diferencia en esta temporada 2023. Dominio absoluto de la escudería de Milton Keynes, Sergio Pérez ha mejorado de la campaña anterior al sellar matemáticamente el subcampeonato con un podio en Las Vegas. Haberse asegurado esa segunda plaza en la general de pilotos a falta de una carrera supone un alivio para el cuestionado competidor mexicano. Tiene mérito lo del mexicano, ya que el cuadro austriaco tiene en la recámara a Daniel Ricciardo. Es decir, la espada de Damocles pende sobre la cabeza del '11' y ya se sabe que correr con (semejante) presión no es nada bueno...
Verstappen: El compañero más temible
Sea como fuere, a Checo le ha tocado bailar con la más fea. Tiene al compañero más temible de la parrilla de F1. Max Verstappen lleva dos años de tiranía brutal. El año pasado conquistó 15 victorias y en 2023 ha mejorado su hoja de servicios con 18 (de 21 posibles). En Abu Dhabi, el neerlandés puede quedarse en solitario como el tercer piloto con más triunfos de la historia (tendría 54 y sólo estarían por delante Lewis Hamilton -103- y Michael Schumacher-91-).
El caso es que Checo Pérez está muy lejos del nivel de Max, pero al menos se las ha ingeniado para rascar dos victorias (Arabia Saudí y Azerbaiyán). A la postre se ha embolsado 273 puntos y ha sido capaz de aguantar la presión externa (Lewis Hamilton y Fernando Alonso le han estado agobiando con su buen rendimiento global) y la interna (le han lanzado dardos desde su propio equipo).
Checo Pérez: El estrés de militar en Red Bull
Tras rubricar, con mucho sufrimiento, su subcampeonato, el piloto de 33 años efectuó un sincero balance de la temporada en DAZN. "Sin duda ha sido muy duro, más que nada mantenernos enfocados en lo que teníamos que hacer. Cuando se está en Red Bull hay demasiado ruido externo que a veces complica mucho el poderte enfocar. Hay una presión mediática que no la tiene ningún otro equipo", señala Pérez
Y prosigue así: "Más allá de eso, nuestra crisis fue real. Yo creo que después de Barcelona o en Barcelona me encontraba con un coche que era el más dominante de la historia, pero era muy difícil encontrar la puesta a punto, poderlo maximizar los fines de semana, a la vez los demás equipos mejoraban muchísimo y la desconfianza crecía de nuestro lado. Yo creo que la clave de esta temporada fue habernos mantenido enfocados en nuestro trabajo, en lo que teníamos que cambiar y eso ha ayudado al resultado final".
