Alexander Zverev está de vuelta. A pesar de algunos resultados irregulares en el primer tercio del año, lo cierto es que el alemán está cada vez más cerca de su mejor nivel. No solo eso: ha elevado su suelo y vuelve a ser un animal competitivo que rara vez sufre algún traspié.
Es difícil saber cuáles eran las expectativas de Alexander Zverev de cara a esta temporada. La lesión que sufrió en Roland Garros, destrozándose el tobillo, y los numerosos problemas físicos que experimentó cuando la fecha de regreso se acercaba, obligaron al de Hamburgo a cancelar por completo su temporada 2022 y pasar la vuelta a las pistas al 2023. Hemos visto en los últimos meses cómo le ha costado horrores volver a ser competitivos a muchos jugadores jóvenes que pasaron por lesiones relativamente graves: que se lo digan, si no, a nombres como Dominic Thiem. Pues bien: Alexander parece estar cada vez más cerca de su mejor nivel. Ha recobrado el hambre, la solidez en sus tiros desde el fondo y juega con una especie de propósito: regresar al primer escalón competitivo del circuito, que la gente no se olvide de él. Por si quedaban dudas, un título en el ATP Chengdu 2023 no es mal recordatorio.
Porque llegaba Zverev con las dudas típicas de quien se vio muy superado en su último partido en una cancha de tenis, tras bajarse del compromiso de Copa Davis con la selección alemana y con la presión intrínseca de ser el principal favorito en el torneo chino. Nada de esto ha parado a Sascha, que puso la guinda final a la semana con una victoria muy sufrida ante la gran revelación de la semana, Roman Safiullin. Asegurar el cetro a través de una remontada no es asunto baladí: el germano se vio muy cerca del precipicio en varias ocasiones, especialmente iniciado el segundo set. Un Safiullin inspiradísimo y con grandes prestaciones al saque le rompía el servicio para colocarse con un prometedor 7-6(2) y 2-0... pero el alemán no titubeó y aprovechó el más mínimo resquicio para reengancharse al partido, rompiendo de vuelta y llevando el segundo parcial a un tiebreak donde su mayor experiencia y jerarquía terminaron por prevalecer.
En el tercer set no hubo historia: Sascha contaba con una ola de confianza que barrió al jugador ruso, que jamás dispuso de una bola de break después de ceder aquella rotura a inicios del segundo set. Es una victoria (con resultado final, tras tres horas de encuentro, de 6-7(2), 7-6(5) y 6-3) de esas que confirman que Alexander vuelve a confiar en muchos de sus golpes, en su extremo espíritu competitivo y en la solidez que le caracteriza cuando muchos encuentros se ponen complicados. Así acabó resquebrajando la confianza de Roman, incapaz de aprovechar sus oportunidades. Es el segundo título del año para Zverev, después de su triunfo en Hamburgo, y le coloca en la rampa de lanzamiento de cara a uno de los grandes objetivos de su temporada: las ATP Finals 2023.
ENTRE LOS OCHO MEJORES
No muchos hubiesen apostado por Sascha tras su vuelta más inmediata al circuito, en un Open de Australia en el que cedió ante Michael Mmoh. El título en Chengdu llega con doble regalo para el germano: afianza su posición en el top-10 del ranking ATP, poniendo tierra de por medio con respecto a Frances Tiafoe, al que ya saca 340 puntos de distancia y, aún más importante, le permite subir una posición en la Carrera ATP, colocándose como el 7º mejor jugador de la temporada y haciéndose un colchón relativamente amplio para formar parte del elenco de estrellas de las ATP Finals 2023. Sascha desbancó a Rune y cuenta con una ventaja de 260 puntos con respecto al 9º clasificado, Taylor Fritz, si bien el estadounidense, a su vez, saca una ventaja también considerable al 10º clasificado, Casper Ruud (casi 400 puntos). Un buen resultado en los dos Masters 1000 que quedan podría terminar de asegurar la presencia de Zverev en Turín, donde ya fue campeón en 2021.