Tuvo que salir desde la banca a dejar clara una cosa, que con veteranía se puede jugar, que vale más maña que fuerza y que no está terminado. El Sambu se dio un lujo que pocos tienen, en muy poco tiempo cambió la cara del San Luis, fue determinante y dejó a su equipo con su pase a la repesca casi sentenciado. Una leyenda viva del futbol mexicano.
Dos equipos con en su última llamada para seguir soñando en el torneo, Atlas y San Luis se medían en el Jalisco obligados a sumar de 3 para mantener vivo el objetivo de estar entre los 12 mejores y entrar a esa cada vez más peleada repesca. Quizá con unos Zorros ya 'eliminados', con la cabeza en la Campeones Cup, saltando con un equipo alternativo, frente a un San Luis con hambre y ganas de seguir demostrando que tienen con qué complicarle a cualquiera.
El partido inició de manera lenta, mucha pelea, demasiadas impresiones y poco peligro en los arcos. La primera de peligro llegó al 30, cuando Murillo se metió en el área y sacó un disparo que se fue por alto. Respondió el rojinegro al 39, cuando Trejo aprovechó un rebote que dejó el Baro para que con disparo cruzado abriera el marcador en el Jalisco.
Jardine movió sus piezas desde el banquillo y Rubens Sambueza salió del banquillo para cambiarle la cara a su equipo con todo su talento. Le bastaron 24 minutos al argentino para echarse al hombro al San Luis, primero al 59 con un bonito centro que Abel remató muy cómodo para el 1-1. No se quedó ahí la cosa y la ofensiva seguía carburando; con un centro desde la derecha se volvió a levantar Abel y al 64 le daban la vuelta al marcador con total merecimiento.
El Sambu se marchó al 69, fundido y lesionado, pero con su labor hecha, ¿qué más se le puede pedir a sus 38? Entró Zahid Múñoz en su lugar y pareció heredarle su poder, ya que al 85 se dio el lujo de estrenarse como goleador con en un brutal contragolpe. Abel marcó doblete, pero fue Rubens quien puso orden en el campo, fue mariscal de campo en la batalla y salió triunfador. San Luis llega a 18 puntos y la repesca está casi amarrada. Buen triunfo que los pone de lleno en la pelea y deja prácticamente eliminado a un 'bicampeón' de capa caída.
