No importa cómo lleguen los dos equipos, hay partidos donde el orgullo está por delante y los potosinos fueron quienes quisieron más frente a unos Gallos cada vez más solos y tristes, pero que supieron sacar su coraje en el momento indicado. Sigue la mala racha sin ganar producto de la confianza, de la picardía del local y de Jardine buscando cerrar muy pronto el partido.
Las cosas no empezaron bien, el Baro se vistió de héroe en dos ocasiones, primero ante Sepúlveda, después ante un disparo de Nahuelpán que puso a temblar a más de uno frente a su televisor, ya que el público hizo falta para poner color al partido más pasional de la campaña para ambos cuadros. Los de Jardine se sacudieron pronto el dominio gallo, cerraron mejor, pero las imprecisiones y precipitados disparos dejaban un mal sabor de boca.
Todo cambió en la segunda mitad, con un Querétaro totalmente entregados cedieron la iniciativa al Atlético que un pelotazo al área logró sacar agua del pozo. Centro pasado a León, donde el zaguero de los negriazules dejó la mano arriba y tras ir al VAR, el colegiado decretó penalti. Al disparo vino Abel, que con elegancia cobró el penal para el 1-0 al 55. El charrúa respondió a la confianza de su DT que lo había dejado en la banca en los dos partidos anteriores.
Con la presión encima, no pudo responder Querétaro que buscó mejorar pero no pudo ante la zaga del Atlético que con Fernando León se mostró más segura y ordenada; el Baro fue clave una vez más, pero al 93, Angulo se levantó por los aires y empató un partido que parecía la gran oportunidad para romper la racha. Sin idea, en el pecado estuvo la penitencia y ahora son 7 sin ganar. Las alarmas están encendidas una vez más.
