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Cuando la depresión le gana al talento: El suicidio de Mirko Saric

Plano Deportivo | 12 Octubre 2021 | 09:21
Mirko Saric nació el 6 de junio de 1978 en Buenos Aires. Sus padres eran inmigrantes croatas. Entró en las categorías inferiores de San Lorenzo de muy niño. Muy bueno técnicamente y con una espectacular planta (1,88 metros), Saric era un centrocampista que pronto empezó a progresar en las diferentes categorías del club.
 
En 1996 debutó con el primer equipo de la mano de Carlos Aimar. Pronto se convirtió en uno de los más prometedores jugadores argentinos, hasta el punto de que el Real Madrid se interesó por sus servicios. Además, debutó con la selección argentina sub-23.
 
Pero en diciembre de 1999 sufrió una grave lesión, la rotura de los ligamentos de la rodilla izquierda en un partido ante River Plate. Nunca más volvería a jugar.
 
La lesión lo sumió en una grave depresión, que se agudizó por un problema sentimental: su novia se quedó embarazada, pero tanto Mirko como la madre de éste sospechaban, porque en la supuesta fecha de concepción, el jugador estaba con la selección en Japón. Pidió una prueba de ADN y en efecto, se comprobó que el bebé no era suyo.
 
Pese a los esfuerzos de San Lorenzo de Almagro y del entrenador Óscar Ruggeri por ayudarle, Saric no superó la depresión y su madre lo encontró ahorcado en su habitación, el 4 de abril de 2000. Tenía 21 años. 
 
Oscar Ruggeri, defensor campeón mundial en México ’86 con la Selección Argentina, dirigía al cuadro de Boedo cuando el jugador tomó la triste determinación de quitarse la vida. Y de sus declaraciones en una entrevista brindada al programa “Marca y Presión”, del canal TyC Sports, dejó entrever que el propio Saric había avisado que no estaba bien. 
 
Según Ruggeri, “una noche de concentración estoy en la habitación solo, mirando la televisión. Me golpean la puerta y era él. Se sentó en la cama. Jugaba, había firmado el contrato, las mujeres lo perseguían, tenía familia. Todo perfecto. Me mira y me dice “no le encuentro sentido a la vida”“. Un testimonio así  “te descoloca”. El entrenador creyó que Saric le haría un planteo por cuestiones relacionadas al juego.
 
El exzaguero precisó, en la continuidad de su dramático relato, que “una mañana estoy en mi casa, levantándome para ir al entrenamiento y me llaman diciéndome “se mató Mirko”. “No, dejate de joder”. “No, venite que se mató Mirko”.
 
Se lo intentó reanimar con los trabajos típicos de respiración boca a boca, pero los ejercicios fueron en vano, llenando de dolor a la familia y a todos aquellos que se acercaron, desconsolados, al funeral para despedir al joven de 21 años que jugaba por el sector izquierdo de la mitad de la cancha.
 
Todavía hoy la afición de San Lorenzo recuerda con cariño al que pudo ser una de sus grandes estrellas.
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