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El Atlético Femenil rompe su mala racha

Abraham Martínez | 12 Septiembre 2021 | 18:47
Una minúscula bandera de México ondeaba en lo alto del Alfonso Lastras, como para no dejar pasar el mes patrio. Y es que la gente, que tímidamente arribaba para presenciar un posible segundo triunfo de su equipo, llegó atraída por eso mismo: ayudar, principalmente, a los afectados por los desbordes de los ríos Tula y Rosas, en Hidalgo, y también impulsar a su golpeado equipo.
 
Y el espectáculo correspondió.
 
Las caras de todas las edades, pero sobre todo las infantiles, una vez más le daban vida, color a un opaco Lastras que en los últimos juegos no la ha pasado bien, en lo que a resultados de huésped se refiere. 
 
Un primer tiempo por demás rico en emociones fue dominado ampliamente por una orquesta llamada “Atlético de San Luis”, en la que Bea Parra fue quien tomó la batuta y dirigió a placer la avasallante superioridad del conjunto potosino, que motivó en sus aficionados un ambiente de auténtica fiesta. 
 
En esta primera mitad, el San Luis no encontró la ansiada recompensa, pero más de una acción puso a temblar a Ana Paz, guardameta de las Académicas. Por otro lado, en el otro polo del campo, las locales exhibieron un sólido juego en defensa, que tenía sus inicios desde su propia ofensiva, comandado por una agrandada Rebeca Villuendas, logrando aplacar las intenciones de las rojinegras impulsadas más bien por el ímpetu. Aunque, bueno, los sustos no fueron ajenos a los fans potosinos, pero sí escasos. 
 
En la segunda mitad cambió la cosa. Atlas adelantó líneas y ya no era una sombra en el campo, aunque las potosinas se esforzaban por no bajar el ritmo. 
 
En cuatro ocasiones ambas áreas se estremecieron. Primero, con un tiro libre atlista qué pasó apenas desviando. Luego, Villuendas cimbró dos veces seguidas el horizontal. Después, Allison González hacía de las suyas y cuchareaba, pero el poste salvaba a las potosinas. El gol se negaba.
 
Y así, ni con la arenga de la española Perarnau, ni con el aliento de la gente, ni los bombazos de Villuendas, ni con todo lo generado el gol cayó, dejando con el antojo a locales, visitante y, sobre todo, los 773 espectadores confirmados. Pero la gente se fue contenta, el equipo se dejó el alma y con un aplauso reconocieron su genial partido. 
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