Separado 109 lugares del Chorley en la pirámide del fútbol inglés, el Wolverhampton consiguió anotarle apenas un gol para imponerse por 1-0.

Fue incluso peor que eso. El conjunto de la Liga Premier realizó apenas un disparo —el gol— frente a un conjunto de sexta división, cuyos jugadores se dedican a otras actividades para ganarse la vida.

El disparo espectacular de larga distancia ejecutado por el portugués Vitinha a los 12 minutos dio a los dirigidos por Nuno Espírito Santo el triunfo apretado el viernes, para avanzar a los octavos de final de la Copa de la FA.

Los Wolves lucieron inofensivos al ataque, en contraste con el equipo modesto del norte de Inglaterra.

De manera increíble, el arquero John Ruddy, de Wolverhampton, fue uno de los jugadores más ocupados durante la noche. Le hicieron cinco disparos a puerta, y debió desviar por encima un cabezazo de Andy Halls, quien es kinesiólogo.

“Creo que fuimos el mejor equipo en el segundo tiempo”, consideró Connor Hall, delantero del Chorley. “Los tuvimos contra las cuerdas durante 10 o 15 minutos, así que podemos estar orgullosos. Nos mostraron respeto al alinear a un equipo fuerte, y no cometimos errores. Es una locura. En un par de días miraremos hacia atrás con orgullo”.

Salvo por la ausencia del mexicano Raúl Jiménez, quien sigue marginado por una fractura craneal, este plantel de Wolverhampton no estaba tan diezmado de inicio. La alineación incluyó al portugués Fabio Silva, fichaje récord del club, que lo adquirió por 40 millones de euros.

La pandemia derivó en que sólo ciertos aficionados pudieron atisbar el partido —trepados en muros cercanos a las casas que rodean el estadio, provisto de un solo graderío.

El encuentro marcó el final de las proezas del Chorley, que eliminó a clubes de ligas profesionales como Wigan, Peterborough y Derby para llegar a estas alturas y se embolsó unas 500.000 libras (685.000 dólares).

Se trata de ingresos vitales, en momentos en que se encuentra suspendida la división de la Liga Nacional del Norte.