Aún faltan por encajar unas cuantas piezas para armar el puzzle. Sobre todo, con la empresa a la que se debe, que es Mercedes. Pero, de entrada, la intención ahí está. Los rallies le chiflan cada vez más, y, como era lógico pensar ahora que el Arctic acaba de sellar su ingreso en el Mundial, Valtteri Bottas no quiere perder la oportunidad de vivir de primera mano un momento tan especial. Así que, nada más completar este fin de semana su tercera participación en Laponia, se ha puesto a buscar volante con el afán de repetir el mes que viene los tramos donde se estrenó hace dos años, al volante de un WRC, para medirse por primera vez a los mejores de esta especialidad.
En vista del calendario de Fórmula 1, el finlandés podría permitirse sobre el papel correr la última semana de febrero en la nieve de Rovaniemi. Pero la última palabra, evidentemente, la tendrá su jefe directo, Toto Wolff, dependiendo de la hoja de ruta que quiera trazar para la pretemporada de la escudería campeona.
"Va a depender de muchos factores. Tengo una agenda muy ocupada, este año están previstas 23 carreras y será difícil hacer otros planes. Tengo que ver también de qué coche puedo disponer. Los rallies son un hobby para mí, pero correr una prueba del Mundial no es barato precisamente", ha explicado Bottas, después de saldar con un sexto puesto su tercera participación en los tramos de Laponia. La tierra donde se enfrenta cada invierno a un ecosistema completamente distinto al que conoce desde chaval; la misma que, dentro de un mes, puede propiciar el estreno del finés como rival de Ogier, Tänak y cía.
